"Los sacerdotes deben oler a oveja, porque tienen que estar cerca de sus fieles". Esta cita del papa Francisco I hace honor a lo que está siendo su trayectoria en Roma. Así lo corrobora la periodista Paloma Gómez Borrero. "Ha logrado una cercanía y una cantidad de gestos que lo hacen muy cercano. A eso hay que añadir ese alma latinoamericana que es mucho más cálida, más entendible y más cercana a todo", describe. Para ella "está predicando y hablando de la revolución de la ternura y la misericordia", lo que ha provocado que los fieles descubran una figura de un papa "a la que no estábamos acostumbrados, muy familiar. Son frases y gestos que le han hecho muy popular y quizá así supere hasta a Juan Pablo II, que era quien tenía el listón más alto", considera.

La periodista presentó ayer en el paraninfo del Colegio Universitario su último libro, "Roma, Año Santo. Caminando de la mano del Papa Francisco", un original recorrido por las calles de la capital italiana, con seis itinerarios alternativos para ganar el año jubilar, tras una primera parte repleta de crónicas de cada Año Jubilar, celebración que se remonta al año 1.300, con múltiples curiosidades.

"Aprovechando que es año santo y habrá muchos peregrinos se puede descubrir rincones desconocidos de la ciudad, lugares que pasarías de largo, aunque es un libro que puede servir de guía en cualquier momento, no se tiene que ir a Roma como peregrino", invita la autora, quien desvela uno de sus lugares favoritos de la capital, el monte aventino. "Encima de él está el que yo describo como el ojo mágico. Se trata de un pequeño agujero que hay en una puerta, que si miras a través de él te encuentras la vista más extraordinaria, porque parece como un sueño, de la cúpula de San Pedro". Otra propuesta es el barrio del Borgo, "el de los vecinos del papa", en el que Paloma Gómez Borrero destaca el encanto de ser una zona donde todavía conviven muchos artesanos y tiendas de siglos pasados.

Junto a los itinerarios más "oficiales" se encuentra un sexto "no un poco más frívolo, pero sí más céntrico", describe la propia periodista. Este va desde la plaza del Pópolo hasta la plaza Venecia siguiendo todo el corazón de Roma. La zona está llena de tiendas, restaurantes y muchas curiosidades. "Por ejemplo, en la joyería de Bulgari Felipe de Edimburgo compró una joya a Isabel II o también existe una tienda de Gucci donde el rey Juan Carlos siempre se compraba una corbata", expone.

En definitiva, este libro descubre una ciudad que todavía tiene mucho de ofrecer, a pesar de ser más que conocida. "Se le puede sacar todavía mucho jugo porque, como dijo un escritor holandés, cuando llegas a Roma, la primera vez la ves, la segunda la admiras y la tercera te entra en el alma para siempre".