"Mi padre murió allí solo, como un perro. Eso no se hace". El mismo lamento por la muerte de Julián Esteban Benéitez se repite al hablar con cada hijo del hombre que murió en las escaleras de la calle del Caño, por la que subió desde la calle de Huerta de Puerta Nueva con su esposa. "Solo queremos que quien no ayudó a mi madre nos pida disculpas", apuntan, para aclarar que "no vamos contra ningún establecimiento, sino contra la persona que no auxilió a mi madre, que no llamó al 112, a un ambulancia", puntualiza Soledad, una de las hijas, acompañada de otros dos hermanos, Margarita y José.

"Es una pesadilla, toda la vida luchando", apunta el varón, mientras Soledad agrega: "Somos pobres pero con valores, con humanidad, nunca haríamos algo así con nadie". La familia es bien conocida en el comedor social de San José Obrero. Allí acuden a comer tres de los hermanos, y sus padres iban "a por el taper a veces. Mi padre tenía una pensión de 740 euros, con una hipoteca de hace 23 años de la vivienda social". Allí acude José "a ayudar a doblar ropa, a servir", a lo que le pidan. Los tres vuelven una y otra vez sobre lo mismo, "solo queremos una disculpa de la persona que no ayudó a mi madre, "perdonadme porque no supe lo que hice", con eso vale". Numerosos amigos y vecinos arroparon ayer a la familia de Julián durante la misa de funeral celebrada en la iglesia de San Lorenzo.