La Virgen de Belén ha retornada a la sala de escultura del Museo Catedralicio mostrando su gran belleza, tras ser sometida a una restauración. La talla, efectuada en el primer decenio del siglo XVII por Sebastián Ducete, un maestro de la escuela de Toro, presentaba un aspecto muy oscurecido por las numerosas capas de aceite que le habían aplicado y que "han provocado que los estofados se hayan rozado" y la peana estaba recubierta con papeles de latón que brillaban como el oro y al eliminarlo "ha quedado a la vista el hueco donde estaba el relicario", testimonia la restauradora Patricia Ganado.

En la intervención, que ha durado cuatro meses, "comprobamos que la carnación original se conservaba sobre la madera y hemos dejado la original", remarca la experta que ha repuesto tres dedos al Niño y dos a la Virgen. Respecto a la reparación de las lagunas cromáticas "no son colores mimético, sino diferenciados para que se vea que es original y qué no", describe el director del taller diocesano de restauración, Bernardo Medina. Además, una parte de la peana, sobre la que está la pequeña almohada en la que descansa el Niño, presenta "una parte dorada que tenía tapada", mientras que el frontal "está cercenado porque estaba un relicario del que solo queda la hendidura", precisa Medina. El sacerdote también remarca que la imagen, que ha tenido una fuerte devoción, presentaba con "unas pestañas y cejas añadidas que engordaban las facciones de la talla. Ahora vemos los ojos almendrados".

La imagen de la Virgen de Belén procede de una capilla que la iglesia de San Marcos de Toro, que se tiró el siglo XIX, momento en el que pasó al convento toresano de Santa Clara, en donde estuvo hasta que las clarisas la vendieron a Bartolomé Chillón, arcipreste de la Catedral, quien en 1946 en su testamento la donó a la seo, explica el deán y director del Museo Catedralicio, José Ángel Rivera de las Heras. El delegado diocesano de Patrimonio apunta que Gómez Moreno en su catálogo "la vincula a Gregorio Fernández", por "el estilo alatonado de los pliegues", aunque José Navarro Talegón defiende que puede ser de Sebastián Ducete y Esteban de Rueda para, más recientemente, Luis Vasallo estimar que se puede considerar obra exclusiva de Sebastián Ducete. La mejora, promovida por el Cabildo, ha podido llevarse a cabo gracias a la venta entradas a la seo.