El satélite de la Agencia Estatal Europea (ESA) genera cada día un mapa de humedad de todo el planeta. Desde que se lanzó en 2009, no ha dejado de mejorar su resolución y, en la actualidad puede ofrecer datos de cada kilómetro cuadrado de terreno. En comparación con las estaciones meteorológicas, que pueden distar entre sí decenas de kilómetros, la información que envía es de mucha mayor calidad, siempre según la información de la agencia Dicyt.

En cualquier caso, lo más importante es que son datos específicos sobre humedad real del suelo. "El satélite detecta el agua la capa más superficial del suelo, de unos cinco centímetros, pero hemos demostrado que el dato que ofrece es representativo del volumen que ocupan las raíces de los principales cultivos", explica Martínez, que también realiza modelización hidrológica con la que puede extrapolar los valores que da el satélite a las capas inferiores del terreno.

En comparación con los índices de sequía agrícola indirectos como los que se utilizan en la actualidad, el resultado de este método es muy bueno, indican los autores del proyecto de la Universidad de Salamanca. "Incluso podría ser un buen predictor de la cosecha", señala el investigador, que ha realizado una primera aproximación con datos de producción de cereales de la provincia de Zamora, que está siendo protagonista durante todos los años en que dura el experimento.