José Ángel Martín Gago mantuvo ayer un encuentro con los jóvenes integrantes del club de lectura "Los viernes nos vemos en la Biblio" , que promueve la sección infantil y juvenil de la Biblioteca Pública del Estado.

-¿Qué le ha impulsado a escribir una novela de ficción científica?

-Es curioso porque todo lo que es ciencia ficción nunca me había gustado. Es como si ves una película de romanos en la que Marco Antonio habla por un móvil. Sabemos que es un anacronismo, lo conocemos porque es historia y está en nuestra cultura. Como yo soy científico cuando una nave hace ruido en el espacio o tiran un rayo láser, me pasa lo mismo, pues la ciencia ficción se saltan leyes muy básicas. Dado mi bagaje científico me atraía la idea de escribir una novela en la que se respete las leyes de la física, con un poco de licencia. Finalmente me embarqué porque había un concurso que premiaba el enfoque que yo quería otorgar a una novela. Quedé finalista con "Ádvent" mi primera novela en un certamen, organizado por la Autónoma y una editorial. Tuve la suerte de que el propio editor me propuso publicar mi obra.

-¿Es necesario acerca la esencia científica a la sociedad?

-Sin duda, existe un gran divorcio. En la sociedad actual nuestra vida la tecnología tiene un papel cada vez más importante y sin embargo vivimos completamente de espaldas a ella. No sabemos cómo funcionan las cosas, simplemente las usamos. Cuando más tecnológica es la sociedad más incultos somos con respecto a ella. La gente no siente que la ciencia es parte de la cultura. Es importante saber cómo funcionan las cosas en el mundo en el que vivimos.

-¿Cómo se puede acabar con este divorcio?

-Realmente es difícil. Es una cuestión de educación y de, sobre todo, de acercarse a la ciencia con miedo. Partimos de una carencia, pues clásicamente la ciencia se ha explicado muy mal. Tenemos la idea de que la ciencia es un montón ecuaciones y números. La ciencia antes era la filosofía y se ha ido perdiendo que la ciencia explica la naturaleza. Una primera pata sería la educación y la divulgación científica tiene que ser clara. Es un camino largo y hay que partir de clases claras de ciencias de los institutos. También una parte de culpa en ese divorcio corresponde a los científicos.

-¿Por qué?

-Porque cuando nos acercamos a la sociedad seguimos con nuestro purismo. En mi caso cuando escribo un artículo científico soy muy estricto con mis palabras, pero cuando te acercas a un neófito, que no está en el campo, tienes que ser capaz de acercar tu discurso para que esa persona te entienda y comprenda lo que quieres decirle.

-En su novela "Ádvent", ¿lo hizo?

-Efectivamente además no se transgrede ningún principio básico de la ciencia. Es una novela, porque está metida en un contexto de ciencia ficción, pero respetando.

-Habla de acercar la ciencia a la sociedad en unos momentos en los que muchos de sus compañeros se han visto obligados a emigrar para poder desarrollar su trabajo. ¿Cómo está ahora la situación?

-La situación sigue igual. La ciencia en España está sufriendo mucho por el presupuesto, que es bajo y tiene que mejorar, pero la principal dificultad es la estructura que hemos dotado para investigar.

-Concrétenos.

-Si un chico joven emigra es porque no se puede renovar su contrato. En mi grupo de investigación tenemos que despedir a un joven científico porque por ley no puede enlazar dos contratos sin irse antes al paro. Es absurdo que una persona con varios años de contrato tenga que irse al desempleo porque no puede crear una ligazón laboral. Es una ley absurda y anacrónica. En Francia y Alemania te pagan más y no tienes estas normas, que ¡no sabemos por qué no se suprimen! Toda la infraestructura de la ciencia está pervertida, obsoleta y dificulta mucho el hacer de un científico. Muchas horas de mi trabajo las invierto en hacer informes absurdos para poder seguir investigando. La carga de gestión ha aumentado y es una parte por la que también se emigra. Una cosa que nadie entiende es que para contratar a una persona se tardan más de cuatro meses en hacer todo el papeleo o bien para conseguir un ordenador para tu trabajo, como mínimo, precisas cuatro meses cuando es una herramienta de trabajo. No es por la falta de dinero, sino por la burocracia.

-Aboga por acercar la ciencia a la población, ¿qué supone para usted este encuentro que ha mantenido con los jóvenes lectores?

-Desde el punto de vista de la divulgación creo que es muy positivo utilizar una novela para poder hablar de ciencia. Además se pueden desarrollar aspectos que he mencionado en la novela que mezcla concepto de física y de biología. Me ilusiona que un grupo de jóvenes haya leído mi novela y haya deseado compartir conmigo lo que le ha parecido.