"A primera hora de la mañana estaba aterido de frío y veía a gente que llegaba totalmente mojada. Te pedían una manta, se lavaban la ropa y la tendían a secar al sol. Los refugiados se ayudan a si mismos". El relato es de Alejandro Hernández García, un zamorano de 34 años que es ingeniero superior en informática, con un máster en seguridad informática y titulado en emergencias sanitarias que ha formado parte de uno de los equipos de acción urgente de Cruz Roja que han intervenido en la ayuda a los refugiados sirios que llegan a Grecia.

Desde la isla de Samos, el equipo de Alejandro se ha encargado de poner en marcha redes wifi para favorecer las comunicaciones mediante teléfonos móviles de los refugiados, que muchas veces llegaban con las familias partidas, sobre "elementos flotantes" que sólo con mucha imaginación podrían llamarse embarcaciones. Además su labor ha consistido el elaborar bases de datos de los refugiados de tal forma que su identidad quedara protegida pero pudieran acceder a la ayuda mediante un sistema de códigos de barras.

Hernández, que ha podido ayudar de forma directa en el mes de estancia en la isla a un número de entre 2.500 y 3.000 personas no ha sido testigo directo de las dramáticas imágenes de naufragio y muerte de los refugiados, aunque sí ha vivido las penosas condiciones en las que los refugiados llegan a Europa, huyendo del conflicto bélico en su país.

Cruz Roja de Zamora, entidad presidida por Clara Aladrén, cuenta con otros dos profesionales integrados en las unidades de intervención en emergencias.