El Tedax de la Policía Nacional Aniano Sutil Pelayo, natural de La Hiniesta y fallecido en el año 1983 en San Sebastián víctima de un atentado terrorista, recibió ayer en Madrid un homenaje por parte del Ministerio del Interior y del Cuerpo Nacional de Policía con motivo del cuadragésimo aniversario de la creación de la unidad de Técnicos Especialistas de Desactivación de Explosivos. Un acto presidido por el ministro del Interior en funciones, Jorge Fernández Díaz, en el que la familia de Sutil estuvo presente para recibir este recuerdo de los compañeros de profesión.

El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, presidió ayer la celebración del XL aniversario de la unidad de desactivación de explosivos de la Policía, Tedax. Cuatro décadas en las que 16 agentes han fallecido en acto de servicio y que ayer recibieron un homenaje. Entre ellos, el artificiero zamorano Aniano Sutil, que murió asesinado por la banda terrorista ETA con 26 años. Sutil estaba casado y era padre de una niña de tres. El joven policía zamorano, natural de La Hiniesta, falleció en el acto mientras desactivaba una bomba trampa colocada por ETA junto al comercio Portobello del barrio donostiarra de Gros, en San Sebastián.

La viuda del fallecido, Chelo Requejo, que asistió al acto en Madrid acompañada de varios familiares, recibió de manos de Jorge Fernández Díaz un diploma conmemorativo, al igual que las otras quince familias de quienes perecieron en acto de servicio. El ministro agradeció a esta unidad de elite, en la que trabajan 310 agentes distribuidos en 28 grupos, sus servicios "enormemente valiosos", pues su labor desde 1975 es "heroica, compleja y altamente especializada".

La Hiniesta, localidad natural de Aniano Sutil, rindió el pasado año homenaje al joven artificiero, al que el pueblo dedicó una calle en recuerdo del policía nacional, muy querido en el municipio. Ayer fueron los propios compañeros del Cuerpo Nacional de Policía, encabezados por el ministro del Interior, quienes se encargaron de ofrecer el tributo que estos 16 servidores públicos fallecidos mientras hacían su trabajo se merecen.