Agosto de 1936. Un grupo de milicianos entra de madrugada en un asilo de ancianos del Paseo de las Delicias de Madrid donde aguardaban ocho clérigos carmelitas de entre 18 y 22 años recluidos en el lugar desde hacía cuatro días. Entre ellos, Ángel María Reguilón, Ángel María Sánchez y Bartolomé Fanti, los tres naturales de Pajares de la Lampreana. La milicia los condujo hasta el cementerio de Carabanchel Bajo. Y allí, junto a las tapias, fueron fusilados. Sus cuerpos permanecieron en aquel camposanto hasta 1950, cuando fueron trasladados al Santuario Carmelita de Nuestra Señora del Henar, donde hoy se veneran sus sepulcros. Para no olvidar lo que ocurrió, una placa con los nombres de los ocho permanecía en la misma tapia donde vieron por última vez la luz. Una placa que el Ayuntamiento de Madrid decidió retirar recientemente... Desatando la polémica.

El pasado 22 de diciembre, el equipo de Gobierno de Madrid, dirigido por Manuela Carmena, aprobó en Pleno la retirada de treinta calles y cinco monumentos con claras alusiones al franquismo aplicando la Ley de Memoria Histórica. Una relación de distintivos en la que no aparecía la placa en recuerdo de los ocho carmelitas fusilados aquel 18 de 1936, conservada en una de las tapias del cementerio de Carabanchel Bajo con los nombres de todos ellos. Algo que no fue óbice para que los operarios municipales la descolgaran de su sitio original.

El hecho levantó en armas a diferentes colectivos de la capital, que consideraron "injustificada" la retirada del homenaje a los clérigos entre los que se encontraban los tres zamoranos. La Archidiócesis de Madrid incluso tomó cartas en el asunto alegando que se trataba de "una confusión, dada la exclusiva condición de víctimas de los carmelitas, pacíficos testigos de la reconciliación a la que todos debemos contribuir".

Quizá fue esta misiva de puño y letra de Carlos Osoro. Quizá la presión social. O quizá, simplemente, el reconocimiento de haber caído en el error. Pero lo cierto es que hace apenas un día que la placa volvió a su lugar. A la tapia donde fueron fusilados los clérigos. A la pared donde quitaron la vida a estos tres jóvenes de Pajares de la Lampreana.

Jóvenes de 18 y 19 años

Los carmelitas zamoranos eran los de menor edad de cuantos perecieron aquella mañana en Carabanchel Bajo. Ángel María Reguilón tenía 19 años y Bartolomé Fanti estaba a escasos días de cumplirlos. Ángel María Sánchez, por su parte, falleció con apenas 18 años y unos pocos días.