La suave climatología de este invierno 2015/2016 puede ser una de las razones principales por las cuales la incidencia de la epidemia de gripe está siendo mucho más tenue que en temporadas anteriores. Los datos de la tercera semana del año, que ayer publicó la Consejería de Sanidad con los informes de la Red de Médicos Centinela, indican que la actividad gripal, que hace siete días había superado ya el umbral epidémico, continúa la tendencia ascendente, si bien la cifra de casos está ún muy lejos de lo que suele ser habitual en otros años por estas fechas.

Aunque la oleada epidémica de la gripe puede anticiparse prácticamente desde el mes de noviembre-diciembre, lo habitual es que alcance su incidencia máxima a partir de estas fechas de enero e incluso el mes de febrero. En este caso parece que va a ser un año bueno en cuanto a la escasa incidencia de la patología, aunque aún no se pueden echar las campanas al vuelo.

La tasa de incidencia semanal ha alcanzado los 100,97 casos por cien mil habitantes. Todos los aislamientos de esta semana corresponden al virus denominado técnicamente A (H1N1)pdm09 que también predomina en la población europea. Curiosamente el mapa elaborado por el Sistema de Vigilancia de la Gripe en España apunta a una área amplia de la provincia de Zamora como uno de los puntos de mayor incidencia de la gripe en esta campaña, ligeramente por encima incluso del resto de la comunidad autónoma, aunque siempre lejos de la incidencia que la epidemia ha tenido otros años.

El grupo de edad más afectado es el de 0 a 4 años, que es donde se concentra la incidencia más alta. Le sigue el grupo siguiente, de los 5 a los 14 años, mientras en el resto de edades es mucho más moderada.

Lo que sí está mostrando gran efectividad es la vacuna. De hecho, los casos de gripe entre los no vacunados multiplican por diez los que ocurren entre los que se pusieron a tiempo la dosis, durante la campaña de vacunación del otoño.

Los expertos apuntan a que la epidemia de gripe siga aumentando, aunque no se espera que llegue, ni de lejos, a la incidencia que ha tenido en anteriores temporadas.

Las autoriddes sanitarias indican que la gripe constituye un importante problema de salud pública. Las epidemias estacionales anuales de gripe están asociadas a una importante tasa de hospitalizaciones y mortalidad, así como a una considerable demanda de recursos en salud.

La medida de control considerada más eficaz frente a la gripe es la vacunación anual de ciertos grupos de población considerados de alto riesgo de padecer complicaciones asociadas a gripe. Debido a la elevada capacidad del virus de la gripe de sufrir variaciones antigénicas, la composición de las vacunas debe revisarse cada año a fin de asegurar que se ajustan a las propiedades antigénicas de los virus circulantes. En este sentido es imprescindible una adecuada vigilancia virológica y epidemiológica.