Consultoría, control de plagas, servicio de laboratorio y formación. Estos son los servicios, más algún otro, que ofrecen Ana Redondo y Lidia Rodríguez, las dos jóvenes zamoranas que hace un par de meses pusieron en marcha la empresa Calidal (en Doctor Carricido), una de las pocas iniciativas en Zamora que se atreve a rivalizar con las grandes empresas del ramo.

"A grandes rasgos", explica Lidia Rodríguez, "realizamos todo tipo de servicios relacionados con la seguridad alimentaria, servicios destinados a todas las empresas que de un modo u otro trabajen con productos alimentarios". La cuestión es que la Consejería de Sanidad exige una documentación que esta joven empresa tramita de manera íntegra. "Nos encargamos del control de plagas, de hacer cursos de manipulador de alimentos para los trabajadores de estos establecimientos y cogemos todas las muestras que son necesarias para enviarlas al laboratorio", resumen las emprendedoras. "Facilitamos los trámites", concluyen.

Por lo referente a la consultoría, las emprendedoras aseguran que "diseñamos, implantamos y mantenemos sistema de calidad" en las empresas, además de tramitar y gestionar expedientes. "Aplicamos planes integrales de desinfección, para garantizar la prevención y el control de plagas en establecimientos del sector alimentario, recogemos las muestras exigidas y las analizamos en un laboratorio acreditado por la ENAC, garantizando la competencia técnica y fiabilidad de los resultados que ofrecemos ya que en los laboratorios hay personal experimentado, y además tenemos un área de formación". En este último sector "impartimos cursos de manipulador de alimentos, alérgenos y etiquetado con dos modalidades, cursos presenciales en un aula totalmente equipada o en la propia empresa y cursos online a través de nuestra plataforma, cursos que se pueden hacer desde casa y a cualquier hora".

De momento, el trabajo que realizan estas dos emprendedoras está muy encaminado a las relaciones públicas. "Se trata de un sector en el que las grandes empresas tienen mucho potencial y en el que es difícil entrar". Precisamente por ello "estamos todas las mañanas pateando la calle para buscar clientes, intentamos ofrecerles un mejor servicio del que tienen actualmente a un precio más económico", apostilla Ana Redondo. "También tenemos problemas en el sentido de que hay empresas de Valladolid y, sobre todo, de Salamanca, que vienen aquí a ofrecer sus servicios". Afortunadamente, las carreteras son de ida y vuelta. "Nosotras también vamos a las ciudades vecinas y ya tenemos clientes en Salamanca", apuntan ambas emprendedoras, que no descartan ampliar sus servicios incluso a empresas de Madrid. "No nos cerramos puertas", subraya Rodríguez.

Tanto Redondo como Rodríguez tienen estudios superiores. La primera es ingeniera agrícola y licenciada en Ciencia y Tecnología de la Alimentación. La segunda es veterinaria y cuenta con un máster en Seguridad Alimentaria. ¿Cómo han acabado instalando una empresa de estas características? "Tenemos carreras muy relacionadas con el ramo y, tras tiempo buscando trabajo por cuenta ajena, decidimos que era la hora de dar el paso". Rodríguez apunta que "la gente entiende que un veterinario trabaja solo con animales pero lo cierto es que hay tres grandes áreas: grandes animales, pequeños animales y seguridad alimentaria, ya que muchos alimentos proceden de animales. De hecho", recuerda la veterinaria, "hace no mucho eran los veterinarios los que se encargaban de todos los temas de seguridad alimentaria". La ingeniería agrícola también está muy relacionada con el ramo, apunta Ana Redondo. "Es una formación que tiene muchos que ver con la seguridad".