Los dos trabajadores de la empresa que realiza el arreglo de la carretera secundaria entre Morales del Vino y Arcenillas, a los que el atracador sorprendió cuando iban a entrar en un vehículo para dirigirse a la obra, explicaron al ser interrogados que el delincuente parecía conocer a la perfección los caminos rurales del entorno. Pistola en mano, el delincuente les obligó a recorrer algunas de esas vías secundarias para llegar a la capital zamorana y evitar posibles controles de la Guardia Civil y de la Policía Nacional. Esto lleva a pensar que el atracador tenía previsto el recorrido para protagonizar una huida programada y cronometrada, con una ruta segura para conseguir salir de Morales y posiblemente de Zamora sin ser localizado ni levantar sospecha alguna.

Los empleados de la empresa constructora dejaron al hombre en las inmediaciones de la calle de Obispo Nieto. La Guardia Civil sospecha que tenía un cómplice, el encargado de conducir el automóvil con el que habría llegado a Morales y con quien no pudo abandonar este pueblo por causas que se desconocen. Es posible que se reuniera con él en la capital zamorana tras el atraco, aunque se desconoce cómo salió de Zamora.