La lluvia fue un invitado no deseado a la procesión de San Antón. Minutos antes del inicio del desfile, que parte de San Vicente y recorre las calles de La Lana para concluir en la iglesia de San Antolín, las gotas hicieron acto de presencia. No obstante, muchos fueron los zamoranos que desafiaron el frío y las precipitaciones y aguardaron la llegada de la comitiva con el santo.

Si otros años hubo corderos, cerditos e incluso caballos o burros, en la plaza de San Antolín hoy dominaron los perros. Los había de todos los tamaños y razas.