Tres intoxicados por monóxido de carbono en Villárdiga, un hombre mayor en Navianos de Valverde por la mala combustión de un brasero, y una mujer de mediana edad en Andavías, también por un brasero de cisco. Son algunos de los trece casos de intoxicación por monóxido de carbono que se han producido en lo que llevamos de invierno, desde el pasado octubre, en la provincia de Zamora, según los datos facilitados por el 112. La cifra es alta, sobre todo si se tiene en cuenta que durante todo el invierno pasado, de octubre de 2014 a marzo de 2015, se detectaron 17 intoxicaciones de este tipo y ahora, cuando llevamos apenas tres meses de frío, ya van 13 en la provincia de Zamora. En Castilla y León la tendencia es también alta. El pasado invierto se incrementaron los casos un 30% y llegaron a 130 en el periodo de octubre de 2014 a marzo de 2015. En lo que va de invierno (desde octubre), no llega a tres meses, se han producido ya 75 casos.

Quizá por ello la Agencia de Protección Civil de Castilla y León lanzó ayer una llamada para adoptar medidas de prevención con los sistemas de calefacción por combustible vegetal para evitar las intoxicaciones por monóxido de carbono.

El peligro de intoxicación por monóxido de carbono estriba en que es prácticamente imposible de percibir por los sentidos, puesto que no tiene olor y es invisible. Por eso, la instalación de sensores de gas en la vivienda es una medida preventiva, para detectar la presencia del gas.

En tres de cada cuatro casos de intoxicación por monóxido de carbono que gestiona el centro de emergencias Castilla y León 112, el origen del gas se encuentra en sistemas de calefacción con combustibles vegetales, como son el carbón, el cisco, la leña y en muy menor medida, los braseros, glorias, hornos de leña o estufas.

La principal recomendación que puede hacerse para evitar la aparición de monóxido de carbono es que se mantenga siempre ventilada la estancia en la que se coloque una calefacción de este tipo, bien sea dejando abierta una puerta o una rendija en la ventana que permita la circulación del aire puro. Además, es de todo punto desaconsejable colocar este tipo de calefacciones en los dormitorios.

En las instalaciones de gas, hay que asegurarse de que todos los equipos de calefacción estén instalados correctamente y realizar las revisiones periódicas por parte de un profesional cualificado. Cuando los aparatos estén en funcionamiento, es importante verificar que la llama que emiten sea del color adecuado: cuanto más azul sea ésta, más perfecta es la combustión.

Todos los aparatos deben encontrarse en lugares correctamente ventilados y no hay que taponar nunca las rejillas y respiraderos de las distintas estancias de la casa, algo que se hace con frecuencia, por ejemplo los días que hay mucho viento, lo que propicia la falta de oxígeno necesario para una correcta combustión.

En todos los casos, Protección Civil recuerda la importancia de extremar la vigilancia de cortinas, faldillas, ropa de cama y cualquier otro elemento que sea susceptible de arder al contacto con la llama o los rescoldos del combustible vegetal, pues puede dar origen a un incendio o a la aparición de humo que provoque también la intoxicación.

Es peligroso utilizar equipos portátiles, como hornillos o barbacoas, que queman combustible dentro de espacios cerrados. Se deben revisar, además, las chimeneas y los conductos de ventilación antes de comenzar la temporada de frío y después de los episodios de nevadas.

Puesto que el monóxido de carbono es prácticamente imperceptible por los sentidos, la única manera de detectar el comienzo de una intoxicación por este gas es precisamente a través de los síntomas que se presentan en las personas, de ahí que sea recomendable contactar con el servicio de emergencias 112 con la mayor rapidez.