La vida y la muerte. El cielo, la salvación, y el infierno. La dicotomía que envuelve la naturaleza de todas las cosas es la metáfora que vertebra el belén de la Catedral, el montaje que este año se ha hecho esperar más de lo deseado, pero que ya luce todo su esplendor en el trascoro del Templo Mayor, después de la oportunidad bendición del obispo en la misa del gallo de la pasada Nochebuena.

Ayer comenzaron a desfilar los zamoranos por la Seo para disfrutar de la octava fórmula que utiliza la asociación Amigos de la Catedral para sorprender a los amantes del belén. Si en años anteriores, los promotores habían apostado por introducir novedades como la incorporación sugerentes figuras napolitanas, la recreación del monasterio de Petra o el detalle de una gran cripta, dos son los detalles más sorprendentes de esta propuesta: la escena en la que un ángel entrega el Niño Jesús a María y José en el Sacromonte y la presencia de un inquietante infierno gobernado por Lucifer. El bien? y el mal.

Fieles a la idea con la que surgió el belén de la Catedral hace casi una década, la elegancia de la arte napolitano está en los genes de la exposición. Precisamente, hace casi diez años, los socios de Amigos de la Catedral viajaron a Nápoles para adquirir las costosas figuras que dieran vida al corazón del belén: el misterio y, acaso, los Reyes Magos. Año tras año, el concepto se ha ido desarrollando con la idea de proponer un aliciente a los visitantes para que sigan disfrutando, al tiempo, del montaje, las luces de colores y el propio entorno, el primer templo de la diócesis.

Así, el belén que pueden descubrir los zamoranos hasta el próximo 6 de enero ocupa más de treinta metros cuadrados y está compuesto por 120 figuras de gran tamaño, articulables y con ropajes de lujo. El tono napolitano se mantiene en las ruinas que gobiernan el montaje, una propuesta sugerente, romántica, para una exposición que destaca por su finura.

Los socios de Amigos de la Catedral se encargan tanto del montaje como de la vigilancia de manera desinteresada. Los donativos recogidos se dirigen a los fondos de la propia Catedral.