La relación laboral ya era tensa entre la cocinera, el dueño del bar en el que trabajaba y la pareja del jefe, una joven que terminó por propinar a la empleada dos bofetadas tan fuertes que le dejaron la cara amoratada y le provocaron una contractura cervical. La cocinera acabó esa medianoche del 10 de diciembre en el servicio de urgencias del Virgen de la Concha, al que le derivaron desde el centro de salud del Santa Elena, la misma noche en la que había salido a la parte del comedor para servir cenas.

El desencuentro entre la pareja del jefe y la empleada, con una relación ya tensa tras año y medio de contrato porque "a la hora de cobrar había problemas" comenzó, en esta ocasión, cuando la trabajadora preguntó a aquella si de segundo plato había pollo al ajillo, ya que "yo desconocía el menú que había y la clienta me había consultado".

La empleada recibió por respuesta "insultos", a lo que "yo le contesté "no me extraña que se vaya todo el mundo" del bar, situado en la zona del ensanche de la capital, en el entorno de la avenida de Tres Cruces. La compañera sentimental del dueño "siguió insultándome", declara la cocinera, que no tardó en sentir "dos bofetadas fuertes", describe la presunta víctima. Inmediatamente después para que interviniera, la compañera sentimental del dueño del local se fue hacia él, que dos días antes "me había zarandeado porque quería que me fuera a casa sin cumplir el horario y no lo hice", explica la agredida, que dispone de partes médicos que certifican las lesiones que se derivan de las dos bofetadas.

Esta vez el hombre se limitó a decir que iba a llamar a la Policía Nacional "y le dije que lo hiciera porque yo también pensaba denunciar lo ocurrido". Los agentes se personaron de inmediato en el establecimiento, tomaron declaración a los tres y pudieron comprobar que la presunta víctima tenía lesiones en la cara. De hecho, "me recomendaron que esperara a que fuera alguien a recogerme" al bar para volver a su casa, agrega, tras describir el incidente sufrido.

Indignada por la agresión que denuncia, la trabajadora dice sentir "rabia porque trabajar, que no te paguen y que encima te peguen... Yo he trabajado siempre de cara al público y nunca he reñido con nadie".

Rescisión de contrato

Además de denunciar en la Comisaría de Zamora el acto violento del que asegura haber sido víctima a las 24.10 horas, así como de otras vejaciones durante el tiempo en que ha trabajado en el establecimiento hostelero, la trabajadora ha solicitado a través de su abogado la rescisión de contrato por agresión. La mujer describe cómo las relaciones con su jefe y la compañera sentimental de este, que trabaja en el negocio, fueron enturbiándose por los retrasos en el pago de las nóminas y el trato recibido. De hecho, afirma que ambos intentaron provocar que incumpliera la jornada laboral para despedirla.