Los dos galgos disparados por un cazador habrían muerto como consecuencia de un solo disparo, según las autopsias realizadas a los canes por un veterinario. Eso explicaría que la Policía Nacional recogiera solo un cartucho del lugar en el que tuvo lugar donde los canes recibieron el tiro y que el dueño de los animales, Emilio Merchán de la Iglesia, solo escuchara una detonación. Al parecer, los dos perros iban cerca y el hombre, al que busca la policía, les habría disparado a unos 30 metros, distancia a la que le vio el vecino del barrio de Carrascal cuando escuchó el tiro y miró para comprobar qué había pasado.

El examen de los cadáveres determinó que el perro macho falleció prácticamente en el acto porque el tiro "le alcanzó órganos vitales", explicó Merchán de la Iglesia, a quien el cazador le encañonó con la escopeta y le amenazó con pegarle dos tiros cuando le recriminó el ataque sin justificación, ocurrido cuando sus galgos paseaban por un paraje próximo a El Camino de Las Chanas, en el barrio de Carrascal.

La perra, sin embargo, "murió desangrada". El veterinario contó a su dueño que "estaba herida por muchos perdigones, tenía todo el cuerpo amoratado", por lo que a las tres horas de haber recibido el impacto continuaba con vida. Las heridas eran tan graves que "no se podía salvar, me dijo el veterinario", indica Merchán de la Iglesia.

El dueño de los galgos continúa impactado por el incidente, "me ha afectado más de lo que pensaba, no dejo de darle vueltas", incluso ha tenido que ir al médico porque los nervios no le dejaban descansar y se encuentra mal desde que tuvo lugar el suceso que investiga la Policía Nacional. Los agentes se personaron en Las Chanas el 8 de diciembre, tras recibir una llamada de Merchán de la Iglesia denunciando lo ocurrido. El hombre se ha tenido que hacer cargo de los gastos de la autopsia y de la recogida de los animales por un empresa especializada.