Sillas perfectamente alineadas. Picas de madera dispersas en el espacio. Los alumnos de los grados de Infantil y Primaria de la Escuela de Magisterio "invadieron" ayer el anfiteatro del Campus Viriato ante la atenta -e incluso asombrada en muchos casos- miradas de los alumnos de otras especialidades, que se encontraron con dos singulares espectáculos, con la firma de Galo Sánchez y Miguel Elías, director y profesor de la Escuela.

Las picas de madera, instrumento habitual de las clases de Educación Física, fueron las protagonistas de la "performance" preparada por los estudiantes de cuarto del grado de Primaria con esta especialidad. Una actividad con la que se cerró el trimestre para los alumnos de las áreas artísticas. "Solemos trabajar con los niños del colegio de La Viña, haciendo con ellos expresión corporal, mimo o incluso dramatización", enumera Galo Sánchez. Se trata de prácticas "que unen la pedagogía con el arte", apunta. Una experiencia que también se trasladó ayer al Campus Viriato.

"El anfiteatro es un buen mirador, le da latido al campus", reconoce el director de la Escuela sobre este tipo de experiencias que ayer pusieron en prácticas 16 de los 44 alumnos que tienen la asignatura de Expresión Corporal, utilizando las picas como elemento dinamizador. "Trabajamos esencialmente con metáforas, como sucede en cualquier arte, y para ello nos expresamos a través del movimiento y de la danza".

De esta manera, el ritmo marcado por las picas dio un particular juego que hizo a los participantes bailar, enfrentarse, luchar, emparejarse... todo tras recoger las picas desperdigadas por el suelo, que finalizaron agrupadas como colofón de esta práctica, mientras que los alumnos abandonaban la escena.

Reflexiones

Por su parte, los alumnos de segundo del grado de Infantil participaron de la mano de Elías en una completa jornada que les llevó a reflexionar primero sobre el arte contemporáneo, con una visita a la exposición que en estos días alberga el Museo Etnográfico de Castilla y León sobre la obra de Josep Guinovart, y más tarde sobre la educación, alrededor del Libro Blanco de la Profesión Docente, un texto elaborado por José Antonio Marina, Carmen Pellicer y Jesús Manso, "que invita a la reflexión sobre el futuro de la profesión", apuntó el organizador.

Físicamente, este documento estuvo presente en el campus, alrededor del cual los alumnos colocaron sus sillas de clase para realizar un "debate mudo", que finalizó con una explosión de aplausos que rompieron ese silencio, para después regresar con sus sillas a las aulas.

Como si de un frágil paquete se tratara, el libro se había colocado en el suelo en la jornada del lunes. "Y ahí permanecerá hasta que resista", adelanta el profesor Miguel Elías, quien se encargará ahora de realizar un completo seguimiento gráfico de su deterioro a la intemperie. Un material que será utilizado para una posterior reflexión con sus alumnos durante el próximo cuatrimestre.