La población chilena de La Serena es conocida desde hace unos meses por el terremoto de 8,4 grados de magnitud y el posterior tsunami acaecidos el 16 de septiembre. Ese es el lugar de residencia de los zamoranos Eugenio Cordero Martín y María Fernández Hernández, que junto con su perro Viento, se trasladaron hace tres años a Chile y donde hace unas semanas ha nacido su primera hija, Valentina.

Él geólogo y ella Auxiliar de Enfermería y Técnico Superior en Actividades Físicas y Deportivas cruzaron el charco, movidos por el deseo de progresar en sus respectivas profesiones porque en Zamora él vivía de trabajos esporádicos, aunque ella tenía empleo indefinido en una residencia de ancianos.

La elección de Chile obedeció a que "se trata de uno de los países más geológicos del mundo", explica Eugenio Cordero que reconoce que llegaron al país "con una mano delante y otra detrás", pero "por suerte yo tengo un primo que había venido dos años antes a Chile y pudo brindarnos alojamiento los primeros tiempos". Los jóvenes permanecieron durante seis meses en Santiago sin encontrar trabajo estable. "Yo me dedicaba a realizar escasas asesorías geológicas a empresas y María hacia algunas horas en clínicas privadas. Entre los dos apenas nos daban para vivir y doy las gracias a mi primo Ulises y a su pareja Ana que nos acogieron en su casa y gracias a ellos pudimos resistir ese tiempo", relata Eugenio Cordero.

Tras esa primera etapa Eugenio Cordero logró trabajo en La Serena, en la Región de Coquimbo, en una universidad en un alto puesto académico, y María encontró trabajo en la biblioteca de ese mismo centro universitario y después en un psiquiátrico en el que ha podido desarrollarse profesionalmente con las dos titulaciones que posee. Con los meses, él además ha logrado colaborar en una empresa de hidrogeología, lo que "nos aporta ingresos extras", detallan.

De su vida diaria la pareja destaca la enorme desigualdad social que existe en este país, puesto que el sueldo base es de apenas 330 euros al mes y el alquiler de una casa "normalita" ronda los 600 euros. "Una gran mayoría de los chilenos viven con varios trabajos y con préstamos constantes de diversas tarjetas de casas comerciales, como ejemplo en la caja del supermercado los cajeros te preguntan en cuántos plazos quieres pagar tu compra", describe Cordero Martín. Los zamoranos agregan que la sanidad y la educación son mayoritariamente privadas o semiprivadas y "los servicios públicos son prácticamente inexistentes y de dudosa calidad".

Pese a que "nos hemos sentido acogidos e integrados en la sociedad chilena desde el primer momento" los zamoranos tienen claro que ahora "Chile no es una buena opción para emigrar" porque solo los profesionales relacionados con la minería tienen sueldos altos. "En este momento el país está en una fortísima recesión provocada por la bajada del precio de los metales", explica Eugenio Cordero Martín, muy indignado por las trabas puestas para que los emigrantes puedan ejercer su derecho al voto en las elecciones del 20 de diciembre.

Como buen geólogo Cordero alude a que "aún recuerdo cuando estudiaba los terremotos en la carrera, parecían emocionantes y dignos de vivir para un "geólogo aventurero". Ahora podemos decir que no queremos vivir ni uno más". El joven concreta que en los tres años que llevan en Chile habían vivido muchos temblores, pero siempre inferiores a 5,5. Incluso en el 2014 tuvieron que ser evacuados en dos ocasiones debido a avisos de tsunami que finalmente se quedaron en nada serio, pues "Chile es un país muy preparado para los terremotos y tsunamis, ya que están acostumbrados a estas sacudidas de la naturaleza".

El epicentro del terremoto más fuerte de lo que va de año estuvo muy próximo a donde residen esta pareja de zamoranos y el lugar donde el tsunami impactó con mayor virulencia "fue a escasos cuatro kilómetros de nuestra casa que se salvó de ser arrastrada por el mar debido a una serie de caprichos de la naturaleza, pero amigos nuestros lo perdieron todo", describen. A ellos este seísmo les pilló saliendo del supermercado. "Justo cuando nos montamos en el coche todo empezó a temblar. Todo a nuestro alrededor se bamboleaba; señales, árboles, postes de la luz? las personas apenas se mantenían en pie y los coches se movían muchísimo, pese al efecto amortiguador que tiene estar dentro de él. Yo lo asemejo al movimiento que sufres cuando le están haciendo las pruebas de amortiguación al coche al pasar la ITV", describe.

Pese al desconcierto del momento y a que era complicado conducir en esas condiciones "salimos rápidamente en dirección a nuestra casa para recoger al perro y algunos enseres personales, puesto que en escasos minutos sabíamos que llegaba el tsunami, como sucedió", relata Eugenio Cordero al tiempo que menciona que las réplicas, algunas de más de 7 grados de magnitud, se sucedieron constantemente durante algunos días. Por seguridad la pareja y Viento no retornaron a su casa hasta pasados cinco días, ya que podría haber réplicas grandes que originaran otro tsunami.

Meses después, todavía perciben decenas de réplicas, algunas de intensidades muy elevadas, como la de 6,9 grados vivida el día 11 de noviembre que fue el detonante del inicio de parto de Valentina. "Ahora pasado el momento de angustia podemos decir que nuestra hija es bien chilena, puesto que hasta su parto fue originado por un terremoto y por ello Valentina nació temblando como una buena chilena".