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-Queda el delicado asunto de la financiación.

-Claro, no hay que olvidarlo. Es muy importante que haya unos microcréditos para que las ideas de los jóvenes se desarrollen. En este punto siempre me acuerdo de las cajas de ahorro, que en un principio surgieron para gestionar los capitales de la provincia de forma que revertieran en el propio territorio generando riqueza. ¿Cómo se hacía eso? Pues ayudando a la empresa de la provincia, al comercio de la ciudad y a los emprendedores con ideas. En los últimos años hemos visto como las cajas han olvidado esa labor primordial que tendrían que haber desarrollado.

-¿Qué consejo daría a los jóvenes? ¿No cree que es posible que los posibles emprendedores perciban el mercado como saturado?

-Siempre hay sitio para más, pero desde luego no hay que hacer lo que hace el vecino porque esa demanda ya está cubierta. Hay que buscar las formas de hacerlo mejor, más barato, con otra imagen o con otras variantes. El tema de la confección parecía muy saturado pero apareció Amancio Ortega, lo revolucionó y hoy es el número uno. Vendrán otros que harán otras cosas, siempre basándose en lo que el mercado pide. Y aparte, claro, el empresario debe tener mucha ilusión e inventiva.

-Parece que esa ilusión está un poco de capa caída en territorios como este.

-Sí la hay, siempre la hay, pero puede ser que mucha gente se desanime cuando ve que no hay nada, ningún sitio al que acudir para buscar ayuda. Uno no puede estar toda la vida dándole vueltas a la idea. Tiene que ir a algún sitio y que le expliquen, le asesoren y le ayuden.

-El escaso apoyo de las instituciones es una queja recurrente dentro del empresariado. No solo entre los más jóvenes. Los empresarios más veteranos aseguran que los poderes públicos hacen realmente poco por favorecer su labor. ¿Comparte esa opinión?

-Depende del lugar. En Galicia sí que hay apoyo, incluso más que en Castilla y León, en base a mi experiencia.

-Usted tiene la empresa "dividida" entre las dos regiones. ¿Cuáles son las principales diferencias entre territorios?

-En lo que más se diferencian Castilla y León y Galicia es en los trabajadores. Aunque parezca curioso, el personal está mucho más abierto allí.

-Más abierto, ¿en que sentido?

-Se implica más en la empresa, por decirlo de alguna manera. Acata más las directrices, sabe esperar. Esto también es un poco personal, pero a grandes rasgos creo que es así. En cualquier caso, nosotros siempre contamos con los trabajadores que tenemos a la hora de llevar a cabo alguna decisión importante. Implicamos al personal, lo escuchamos. En Galicia hacemos todos los meses unas charlas con los trabajadores para hablar, discutir y decidir todo de la manera más consensuada posible. Ahora lo estamos empezando a hacer en Tordesillas, pero ha costado más.

-Resulta extraña esta diferenciación, máxime en territorios tan cercanos.

-Hay zonas y zonas. Ahora está cambiando, pero aquí siempre ha existido la sensación de que la empresa es un tanto "negrera" y acaparadora para sí cuando no es así. Una empresa la compone desde el director hasta el encargado de cerrar con llave por la noche, todos tienen su importancia y el que piense lo contrario está equivocado. Las ideas pueden valer muchísimo pero el empresario, para llevarlas a cabo, depende de un equipo que tiene que estar contigo, tener su peso en el organigrama. Sus opiniones tienen que ser escuchadas y tenidas en cuenta. Obviamente también habrá unos incentivos pero eso viene después, cuando se consiguen los resultados.

Esto es bueno para todos porque si hay buena sintonía entre trabajador y empresa el empleado también se ve beneficiado. Si alguien tiene unas necesidades especiales, se atienden, pero tiene que haber una contraprestación por parte del trabajador. No es la primera vez que en mi empresa nos enteramos de tal o cual cuestión y enviamos a un trabajador a casa para que solucione unos asuntos personales el día que lo necesita. Si el trabajador está a gusto en la empresa, su trabajo es mucho más beneficioso y se vuelve más productivo.