Aunque el fotógrafo Pedro Gutiérrez Somoza alcanzó la popularidad como retratista de la Zamora de antes y después de la Guerra Civil, la ciudad que lo unió al escritor Miguel de Unamuno fue Salamanca. La amistad entre el reportero y el antiguo rector de la Universidad salmantina se fraguó en multitud de cartas y en la confianza generada con los hijos del novelista, Fernando y Pablo. El afecto mutuo fue tal que cuando Gutiérrez Somoza le pidió que prologara su libro de cuentos, Unamuno le envió un escrito sin siquiera leerlo. Aquel libro nunca llegaría a publicarse, pero el fotógrafo lo guardó bajo llave. Al enviárselo en 1962 al autor Manuel García Blanco para difundirlo, solo le remitió una transcripción de su puño y letra. El original tenía demasiado valor sentimental como para desprenderse de él.

El siguiente capítulo de esta antigua historia tuvo lugar ayer en la Casa Museo Unamuno. La directora, la zamorana Ana Chaguaceda, y el rector de la Universidad, Daniel Hernández Ruipérez, recibieron dos de aquellos documentos inéditos. Uno de aquellos cuentos que nunca vieron la luz, "La tía malfamada", y el prólogo manuscrito por Miguel de Unamuno. Esta vez, no una transcripción, sino el original.

El abogado y pintor Manuel Prieto Hernández, amigo de Gutiérrez Somoza, se encargó de hacer entrega de los escritos en la sede de la Casa Museo, en Salamanca.

No fue la literatura, sin embargo, la que dio fama a Pedro Gutiérrez Somoza (1891-1971), uno de los primeros reporteros gráficos de la vida cotidiana de la Zamora de la época. Su trabajo quedó inmortalizado en distintos diarios como EL CORREO DE ZAMORA. Bajo la marca Foto Duero, el estudio que regentaba en el centro de la ciudad, el fotógrafo dejó constancia de los acontecimientos que rodearon el estallido de la Guerra Civil. De sus múltiples trabajos, hay uno singular que tiene a Unamuno de nuevo como protagonista. Somoza es quien acompaña al novelista en su visita a Zamora el 20 de abril de 1931 en los actos simbólicos de la proclamación de la II República.