Los agentes de la Guardia Civil se muestran dicen convencidos de que es Sonia quien difunde en el entorno de la población búlgara que su pareja la ha dejado. Llegó a decirle a su hijo "que mi padre llamó a un amigo y le dijo que no la quería, que estaba con otra mujer y no iba a volver nunca". El 12 de marzo, el joven habla con su hermana residente en Bélgica, que le dice que su padre le ha dicho: "estoy bien, no os preocupéis, pero no voy a volver". A partir ahí, el juez "pincha" el teléfono de la mujer. Las conversaciones mantenidas con sus hijas, especialmente con la que está en Bélgica, llevan a pensar a los agentes que Sonia "ocultaba algo" y quería "desviar la investigación", como da por probado el jurado. Pide a su hija "que haga saber a la policía que el padre está en Holanda o Bélgica, ella está enferma y que no sabe nada. Que no busquemos en Benavente". El cerco se cierra, se descubre que los mensajes del Facebook del pastor se enviaron desde Benavente.