La expareja del pastor búlgaro fallecido, compañera sentimental del ganadero que le mató, Sonia K., tomó también la palabra para afirmar ante el jurado que "nunca desee la muerte de nadie. Podía ser malo", agregó en referencia a la víctima, de iniciales A.O., "me maltrataba, pero era el padre de mis hijos". La ciudadana búlgara incidió en su condición de mujer víctima de violencia de género "durante 20 años", los mismos que convivió con el muerto, con quien nunca se llegó a casar y con quien tiene dos hijas y un hijo. Para contradecir el testimonio de su vástago, que negó los episodios de maltrato descritos por la imputada -como quemaduras con cigarrillos o el abandono junto a un cementerio-, la mujer afirmó que "él me defendió muchas veces" de su padre, incluso "la última noche también". Según relató ella en el juicio la procesada por encubrimiento, la discusión se produjo en el domicilio familiar -en la misma finca en la que está la explotación ganadera en la que trabajaba la familia-, durante la cena del día 13 de febrero de 2014 porque el pastor quería celebrar su cumpleaños y ella le dijo que no había dinero. Aquella fue la última noche que madre e hijo le vieron con vida, declaró. Horas después, hacia las 3.00 del 14 de febrero, Juan Carlos le habría matado, de acuerdo con su primera confesión. Sonia, que mantiene su empleo en la explotación del autor del crimen y vive con la familia de este, volvió a describir a un hombre al que siempre facilitaba comida, en referencia a que el pastor no era trabajador.