Después de los atentados de la pasada semana en París, el presidente francés, François Hollande, ha anunciado una reforma constitucional para endurecer las penas contra el terrorismo islamista "sin comprometer las libertades individuales". Mientras, en España, Albert Rivera, pedía que se abriera el debate y sugería que, por ejemplo, bajo estado de excepción, las autoridades pudieran intervenir las redes sociales, anular cuentas o cerrar páginas web sin autorización judicial previa. Se trata de una cuestión que está en la calle. ¿Vale todo en la lucha contra el terrorismo? ¿Aceptaría recortes en las libertades individuales para garantizar mayor seguridad?

Los zamoranos, preguntados por esta cuestión, muestran una clara división de opiniones. Mientras hay muchos que reconocen que jamás, bajo ninguna circunstancia, dejarían que el Estado se quedara con parte de sus derechos, otros reconocen que lo harían si fuese estrictamente necesario.

Antonia García, ama de casa, es de la opinión de los que ponen límites a la actuación del Estado, y reconoce que en situaciones de emergencia si fuera necesario sí que podría llegar a dejar que cortara parte de sus derechos. "No me importaría hacer algún sacrificio personal, pero jamás renunciaría a mi derecho a reunirme ni a mi libertad religiosa", comenta. Ana González, delineante, asegura que solo lo haría si de verdad "se garantizase" que la seguridad es mayor. "No vale todo, y aunque renuncies a ciertas cosas, jamás habría que cortar otras como la libertad de expresión", comenta. Isabel María Rodríguez también cree que ceder libertades como la de reunión o la de expresión vaya a hacer del país un lugar más seguro. "Tendría que ponderar a qué debería renunciar para que el Estado fuera más seguro, pero creo que la vida sigue y no nos tenemos que dejar vencer. Si lo hacemos, ganan ellos", opina la joven informadora turística.

Más radical es la opinión de Victoria Esteban, una periodista que reconoce que en casos de terrorismo sería capaz de dejar todo en manos del Estado. "El derecho a la vida está por encima de cualquier libertad. Sería capaz de renunciar a cualquiera de mis derechos por razones de seguridad, pero siempre que tuviéramos la certeza de que la situación lo exige de verdad", explica.

La versión opuesta la da Abel Santiesteban, un odontólogo que dice que no renunciaría a sus derechos. "No creo que sea la solución a problemas como el de los atentados. En principio, creo que no hay que hay que despojarse de ningún derecho individualmente para arreglar algo así", comenta. Domingo Gago, un ganadero, comparte esta visión. "Nunca jamás renunciaría a mis derechos de ciudadano. A ninguno. No me gusta que hagan tonterías y menos por gente tan ruin como los terroristas que atentan", censura.

Una división de opiniones que muestra los distintos criterios de una sociedad que, días después de los atentados, aún tiene que asimilar la situación a la que se enfrenta.

"La vida sigue y si cedemos nuestros derechos ganan los que atentan"