"La experiencia personal es un grado y se sentirán comprendidos". Así anima la presidenta de Disfam Zamora, Belén López, a que los padres con hijos con problemas de dislexia se acerquen a la que es la primera asociación de estas características en Castilla y León, integrada por familias que comparten esta misma preocupación. Desde hace pocas semanas disponen de una sede en La Alhóndiga, a la que se puede acudir para cualquier consulta los lunes y miércoles, de 19.00 a 21.00 horas.

-¿Qué papel desarrollan los profesores para atender a los niños con esta dificultad de aprendizaje?

-Ellos pueden ayudar mucho, porque pasan juntos la mayor parte del tiempo y para los pequeños son todo un referente. Hay que motivarlo y animarlo, de lo contrario el niño se hundirá. La escuela es un punto de referencia fundamental para que este tipo de niños salgan a flote.

-¿Cuántas familias están involucradas en la asociación?

-Más de una veintena, con niños con edades entre 7 y 16 años. Más pequeños no tenemos porque no se suele detectar antes.

-¿Cómo se manifiesta la dislexia?

-Algunos tardan mucho en hablar, se les entiende muy mal, a veces tienen dificultades para leer o problemas con las series, como con las vocales, días de la semana, colores, distinguir entre derecha e izquierda? Son pequeñas cosas que te llevan a darte cuenta, pero en el fondo es un problema genético. De hecho, hay padres que están descubriendo ahora que tienen dislexia a través del diagnóstico de su hijo, porque antes no se valoraba este problema.

-¿Qué pasos hay que dar tras conocer el diagnóstico?

-La verdad es que al que se le diagnostica ya tiene ganado el 90% de la batalla. Foniatra, psicólogo o logopeda son algunos de los profesionales a los que se acude. Lo complicado es conseguir el diagnóstico, porque cada caso es totalmente diferente y significa un gran respiro para los padres cuando se tiene, porque ya tienen una etiqueta para saber cómo trabajar tanto a nivel personal como para buscar ayuda exterior.

-¿Qué ayuda se ofrece desde la asociación?

-Fundamentalmente se ofrece información, porque somos un grupo de padres, no profesionales. Damos apoyo y les guiamos sobre los pasos a seguir. Organizamos actividades para reforzar a la familia en general y a los niños en particular, porque suelen tener una baja autoestima, se sienten el "bicho raro" de la clase. Y esa rueda se puede hacer más grande y llegarles a aislar. También contamos con la colaboración de maestras y una psicopedagoga de trabajan de forma voluntaria.

-¿Qué consejo se le da a los padres para plantar cara a este problema?

-Sobre todo paciencia y motivación y que se pongan en el pellejo del niño, porque así podrán entender muchas cosas. Los críos lo que necesitan primero es que les escuchen. Hay que apoyarlos y equilibrar esas carencias o fugas que existen.

-¿La dislexia es una dificultad poco conocida?

-Se conoce muy por encima y es mucho más complicado que simplemente confundir letras. Pero con estrategias se puede mejorar y hacer la vida más llevadera. Detectarlo es vital, porque es una lucha constante y es fundamental que los niños se encuentren a gusto y se desarrollen como personas. Para ello tienen que sentirte aceptado socialmente y un igual entre tus iguales. Eso es para todos, tengas o no dislexia.

-¿La normalización es el camino?

-No hay por qué ocultarlo. Igual que un niño lleva gafas para ver bien la pizarra y si se las quita juega en desventaja con el resto de compañeros, los niños con dislexia necesitan una herramientas determinadas para sopesar esa diferencia que existe.

-¿Qué tipo de herramientas?

-Si un concepto se le intenta imprimir por el método tradicional de copia y repetición, no se consigue nada. Pero si se realiza con ejercicios manipulativos y utilizando una metodología muy visual, lo pillan al vuelo. Además todos son como pequeños genios en potencia, porque desarrollan otras capacidades para compensar esas carencias. Tienes alternativas y terminarán alcanzando su objetivo, lo que provoca que tengan el cerebro muy activado cada día para buscar esas otras vías. Hay muchas personalidades que han dado un do de pecho a nivel social y mundial que son disléxicos desde Einstein hasta Walt Disney o Bill Gates.