-Moralmente ¿qué debemos de aprender de la abulense?

-Hay muchas enseñanzas de ella que todavía tienen una gran vigencia. La religión más allá de unos ritos, de unos sacramentos y unas prácticas religiosas, requiere una relación personal con Dios. Uno necesita sentirse querido por Dios para lo que tiene que buscarlo. No se le busca en el activismo; la Iglesia muchas veces imita a una ong, cuando se le busca en el silencio y la meditación. Otra gran enseñanza es que la Iglesia para purificarse tiene que volver a la simplicidad de los consejos evangélicos, tiene que ser obediente, pobre y casta y mucha gente no lo está siendo como nos demuestra la actualidad. Además la mujer tiene un papel en la Iglesia, eso de pensar que tiene un papel pasivo es totalmente grotesco. El que no pueda consagrar o confesar no significa que tenga papel pasivo. Otra enseñanza es cómo la fe puede ser una forma de libertad personal. Santa Teresa escribía unas obras para muchos heréticas, ella podría haberse amilanado, pero consideraba que estaba siendo fiel a Dios, a su fe y no cesó de escribir.

-El conflicto entre el reino de Dios y de los hombres aparece reflejado en su texto.

-En esto Santa Teresa también es un ejemplo. Ella tenía una vocación mística, pero también era una mujer que sabía desenvolverse en el mundo. La purificación de la Iglesia no es apartarse del mundo, sino que tienes que servirte del mundo para tus fines. Santa Teresa necesita de relaciones con los poderosos para fundar el problema es que ahora se entienden como un toma y daca.

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