Un gesto sencillo que salva muchas vidas. Esa era la razón más repetida entre los que se acercaron ayer al Campus Viriato para celebrar el Día del Donante Universitario dando ejemplo de altruismo y solidaridad. Durante todo el día, una unidad de donación estuvo establecida en el edificio de la Politécnica para facilitar que se acercasen por allí tanto universitarios como docentes y personal, que respondieron con creces a la convocatoria.

"Donar no cuesta nada y permite ayudar a los que lo necesitan tras una operación o un accidente" comentaba un joven estudiante de primer curso de Magisterio mientras rellenaba los formularios. Era la primera vez que se acercaba a hacer este gesto altruista, como muchos de sus compañeros que, tras cumplir la mayoría de edad, ayer se estrenaron en las donaciones de sangre, algo que ya han hecho 388 zamoranos en lo que va de año. A su lado, Marisol, una de las profesoras del Campus, contaba cómo llevaba ya décadas donando. "Nunca se sabe cuándo puedes ser tú el que necesites una transfusión", comentaba.

Aunque las enfermeras lamentaban que la afluencia de donantes había bajado últimamente, debido quizá a la asistencia obligatoria implantada con el Plan Bolonia, centenares de estudiantes aprovecharon los cambios de clase para acercarse a las camillas a realizar este pequeño gesto que, aunque solamente roba diez minutos, puede regalar años de vida.