La sede de la Fundación Antonio y Encarnación Crespo -la benefactora zamorana que donó su herencia y la de su hermano a los más necesitados-, ya está en camino de convertirse en una realidad. Estos días han comenzado las obras de remodelación en la que fuera casa de la familia Crespo, en el número veinte de la calle Obispo Nieto, que se convertirá en la vivienda donde se atenderá a las personas "en riesgo de exclusión por razones físicas, sociales o económicas" como así lo dispuso Encarnación en su testamento.

Las operaciones de rehabilitación integral del inmueble se extenderán durante las próximas semanas o meses, pero ya han empezado las tareas de conducción de agua y gas, así como la instalación de un ascensor en la finca, como confirmaba Pedro Martínez de Paz, albacea del testamento de la zamorana y secretario de la Fundación Antonio y Encarnación Crespo Rodríguez. El patronato de la firma, constituida en el año 2013 tras la muerte de Encarnación, es el encargado de gestionar la herencia de los dos hermanos que donaron un patrimonio cuya suma asciende, en total, a los dos millones de euros. Los más necesitados serán los destinatarios de este edificio y del trabajo de la Fundación, que espera extender la labor solidaria más allá de la cantidad donada por la benefactora, fallecida en el año 2013 sin descendencia directa.