Los Evangelios canónicos de Mateo, Marcos, Lucas y Juan, y los apócrifos dicen que Jesús murió en la cruz, fue descendido y sepultado, pero no dicen nada de que estuviera antes del sepelio en brazos de su madre, explica José Ángel Rivera de las Heras, comisario de la exposición "Pietas. La Piedad en el arte de la diócesis de Zamora". Es en la Edad Media, con la "devotio moderna", que da importancia a los personajes y el aspecto psicológico de la Pasión, cuando se "completa" esa parte del relato y se coloca al Cristo yerto en brazos de la madre que llora su muerte.

En el siglo XIV en Alemania empieza la iconografía de la Piedad, siempre según el relato de Rivera de las Heras, con cristos desproporcionados y vírgenes hieráticas. En el siglo XV, quizá en Alemania o en la zona de Praga las imágenes "se empiezan a dulcificar", las proporciones son más naturales, el rostro de la virgen es de una mujer joven, no avejentada y el cuerpo de Cristo adquiere más flexibilidad.

En el siglo XVI, la Piedad del Vaticano, la de Miguel Ángel marca un nuevo camino en la iconografía de la Piedad, que en el barroco, siglos XVII y XVIII se desarrolla abundantemente. "Entre los ejemplos más cercanos tenemos a Gregorio Fernández: el Cristo se ha deslizado, ya no está en el regazo o el enfaldo de su madre sino prácticamente en el suelo". Después, en el siglo XIX se hacen muchas imágenes de bastidor. En Zamora hay muchas imágenes de la Piedad en escultura, pintura mural, sobre tabla, sobre lienzo y lo que hay en la Encarnación (Diputación) "es una digna representación de la diócesis", indicó Rivera de las Heras.

Las más antiguas no están "porque no se pueden trasladar". Es el caso de la Piedad que está en uno de los sepulcros de la Colegiata de Toro o el relieve del Hospital de la Piedad de Benavente. La imagen más antigua, nada más entrar en la exposición, a la derecha, es una escultura realizada hacia el año 1500, de la ermita de la Soledad de Benavente. A su lado, de los primeros años del XVI , hay una imagen de Villalba de la Lampreana, "de una factura mucho más grácil". A continuación, "un remedo de la Piedad de Miguel Ángel, de mediados del XVI, que procede de Villalpando". De finales del XVI, la Virgen con Cristo de Fuentesaúco de uno de los mejores escultores del renacimiento en Zamora, Juan de Montejo el Viejo. A su lado un alto relieve de gran tamaño, la Virgen de la Cruz, de la ermita de ese mismo nombre en Cañizal.