La Asociación Micológica Zamorana demanda la creación de una regulación en el ámbito micológico similar a la que existe en la caza o la pesca y donde el interesado obtenga una licencia para ir a una zona en concreto o para todas las existentes en la provincia y que cada espacio "tuviera unas normas concretas como sucede en los cotos".

El colectivo, que presentó ayer las XVIII Jornadas Micológicas de Otoño, urge la puesta en marcha de una reglamentación "seria", dado que "los ayuntamientos han tomado la parte de la legislación actual que les ha interesado", esgrime el presidente del colectivo, Pedro Pérez Alonso que ahonda: "Hay que establecer un carné para una o varias jornadas a precios razonables y no hacer que un aficionado pague 600 euros por hacer fotos", una cantidad que, desde su punto de vista se tiene que pedir "a los grandes comerciantes que vienen a recolectar cientos de kilos y que llevan los hongos a Italia".

Asimismo, incide en que la Junta de Castilla y León "no ha querido extender el carné científico a personas a las que nos gustan las setas y que somos de asociaciones micológicas a las que nos interesa y nos mueve el estudio y divulgación de los hongos".

Desde la asociación, que ronda los 300 socios y que tiene como misión educar, formar y informar el mundo de las setas, están notando que la gente "está envalentonándose" con ellos porque "creen que esquilmamos el bosque, cuando a nosotros nos gusta los hongos y las setas. Únicamente vamos con nuestras cámaras a tomar fotografías", puntualiza el vocal, Francisco Javier Martín.

Respecto a la temporada de recolección, estiman que será "floja" en cuanto en boletus, debido a las lluvias caídas durante el mes de septiembre. "Las precipitaciones de septiembre fueron violentas, cayeron muchos litros en pocas horas y afectó al micelio, aunque setas ya hay muchas y están saliendo", afirma Pedro Pérez Alonso quien detalla que en el resultado final también influirán las heladas.

Pese a que la cosecha no se vaticina excelente, las setas no comestibles nacen igual que otros años, "solo hay que comer aquellas que sabemos qué es", subraya Pedro Pérez que menciona que el mundo de las amanitas es muy complicado. "Hay dos de ellas que son blancas que la gente confunde con los champiñones y que son mortales, uno de esos ejemplares, sin duda, mataría a una persona". Su compañero de agrupación añade que en los bosques se pueden encontrar por igual las que no tienen valor culinario, con las no aptas para el consumo y las muy tóxicas, por lo que aconseja "nunca coger una seta que no conozcas".