El actor Sergio Pazos pisa el escenario del Teatro Principal este viernes con la comedia titulada "Los diablillos rojos (entre locos y cuerdos)", estrenada recientemente en Segovia.

-Usted va vida a un médico en el montaje con el que viene a Zamora, ¿cómo llega a dar vida al doctor Caballero?

-Yo empecé de joven a hacer teatro independiente y clásico. Este verano estuve en "La asamblea de las mujeres" de Aristófanes en Mérida, donde me vieron actuar y me propusieron formar parte del elenco. Interpreto a un médico muy cómico. Es muy Woody Allen, un psiquiatra que aparentemente está tan loco como sus propios pacientes.

-Una locura en clave de humor.

-Es una comedia que se basa en un caso real. La protagonista es Beatriz Carvajal que sufre una crisis de histeria, que podría confundirse con un caso de esquizofrenia. Junto a ella está Juanjo Cucalón, cuyo personaje tiene el síndrome de Cotard, una enfermedad mental relacionada con la hipocondría. De manera paralela hay una pareja de médicos que interpretamos Montse Plá y yo. La obra circula alrededor de la vida emotiva de estas dos parejas. Es una comedia muy divertida que habla de enfermos mentales.

-¿Intentan romper esteriotipos unidos a la enfermedad mental?

-Sí, en esta comedia loca sobre locos que están locos de amor. La enfermedad abarca muchos aspectos entre otros el amor. Jugamos con la comicidad que producen ciertas situaciones de enfermos y doctores, y los jaleos que tienen entre ellos.

-Comparte escenario con Beatriz Carvajal.

-Es un privilegio. Se trabaja muy bien con ella y con Juanjo Cucalón. La que menos experiencia teatral tiene es Montse Plá, hija de Beatriz. En algunos ensayos la madre se preocupaba más de su hija y hacía más de directora (Risas). La puesta en escena es muy sencilla, dado que el texto es muy potente. Por las funciones que llevamos el público nos dice que ¡cómo se ha reído! El espectador tiene muchas ganas de reírse y de olvidarse de los problemas que tiene. Con el personaje de Beatriz Carvajal, que está inmensa, y el apoyo de nosotros tres, creo que lo conseguimos.

-Desembarcó en Madrid de la mano del programa "Caiga quien Caiga".

-Fueron siete temporadas y me llamaron porque yo había hecho cámaras ocultas con Las Mama Chicho en un programa en Telecinco (risas). Cuando empezaron a buscar a gente para el Caiga se acordaron de mí, hice una prueba y me quedé. La televisión te da una gran oportunidad si trabajas en un espacio de calidad. En esta profesión es muy complicado que alguien a oír tu nombre sepa quién eres y en mi caso yo lo he logrado gracias al Caiga. Hay mucha profesión, pero ese primer paso de que te identifiquen yo ya lo he logrado.

-Está en el reparto de una de las series más veteranas de la televisión.

-Desde hace siete temporadas estoy en "Cuéntame cómo pasó". Hago un personaje pequeño, que ha ido ganando protagonismo y que es muy tierno.

-A la vez que "Los diablillos rojos (entre locos y cuerdos)" tiene más proyectos teatrales. Háblenos de ellos.

-Esta noche (por ayer) estreno microteatro, espectáculos de corta duración en salas reducidas donde la obra dura unos 15 minutos y como mucho te ven una docena de personas. Me ha tocado trabajar en la sesión golfa, los miércoles y los sábado a partir de las 22.30 horas. Es un espectáculo titulado "Desátame" escrito por el valenciano Vicente Marco, de quien el año pasado Tonino y yo hicimos otro texto de microteatro.

-Son montajes cortos y muy cercanos al público.

-Se trata de un registro completamente distinto. Para el público es sorprende porque tiene al actor a un metro, mientras que para el intérprete es una propuesta muy interesante. En algunos casos es peligroso porque no tienes el margen que te da un teatro, pero sales ganando por riesgo y por aventura. En esta profesión yo siempre digo que es un oficio en el que aprendemos con las cosa que hacemos.