"Estuve firmándoles documentos un buen rato, me dieron a firmar más de 50", relató el abogado extorsionado. Eran documentos para justificar el pago de los 32.000 euros de la minuta más otros que incluían letras de cambio por valor de 60.000 euros que los acusados "no llegaron a hacer efectivos". Pese a que le conminaron bajo amenazas a que permaneciera con la boca cerrada, el abogado, una vez libre, marchó para Madrid, donde denunció lo ocurrido. Eso sí se tomó muy en serio las amenazas de sus exclientes, y de hecho la Policía Nacional le asignó durante unas semanas un servicio de vigilancia ante el miedo mostrado por su integridad física, puesto que "me dijeron que si denunciaba irían a por mí". Incluso, cuando se le acabó el periodo de vigilancia policial, contrató a unos escoltas para que le protegieran, por ejemplo cuando tuvo que venir a declarar ante el juez a Zamora.

Al final el caso se ha saldado sin necesidad de que se llegara a celebrar el juicio, debido al acuerdo al que llegaron todos los intervinientes en el asunto para zanjar el caso con año y medio de prisión por extorsión y lesiones, aunque ninguno de los acusados llegará a ingresar en la cárcel. El acuerdo incluye una declaración de renuncia por ambas partes a reclamar nada más por las cuentas que pudieran quedar pendientes relacionadas con este extraño suceso.