El actor Mon Ceballos da vida este año a don Juan en el Clásico de José Zorrilla que llega al Principal coincidiendo con la festividad de Todos los Santos desde hace ocho años.

-¿Qué le ha impulsado a sumarse a la propuesta de "Don Juan Tenorio" que pone en escena La Tijera Teatro?

-El personaje de don Juan siempre es atractivo y ojalá todos los actores tuvieran la oportunidad de pasar por este mito. Para mí es un reto y es un ejercicio artístico. Sumarme a La Tijera viene acompañado de conocer a esta pandilla de locos artesanos. Me he sentido bien recibido y muy cuidado por ellos.

-Usted no había interpretado nunca a este personaje, ¿qué le convenció para dar el paso?

-Me convenció tener las garantías suficientes. Mi compadre Pedro Almagro, que interpretó el papel el año pasado, me animó a dar el paso. Tendiendo esa referencia me lancé.

-La Tijera ha ensayado desde hace tres meses, pero ¿cómo se ha sumado usted que reside en Madrid donde tiene otros proyectos artísticos?

-He tenido una avalancha de trabajo en Madrid por lo que he tenido que sacar tiempo de debajo de las piedras para poder trabajar al personaje. He realizado la labor de estudio, considerable, en mi casa. Según la versión que ha hecho Campano son 1.318 versos los que me he tenido de aprender, pero formaba parte del reto (risas). El esfuerzo es llegar con el chip de sustitución a un espectáculo que ya tiene su vía montada y he tenido que amoldarme.

-Cada actor encara el personaje de una manera distinta. Mon, ¿qué le aporta a don Juan?

-Sobre todo lo que he querido hacer, como hemos hablado Campano, el director, y Verónica Calvo, doña Inés, es que aunque don Juan sea un mito y un concepto, no quiero olvidarme de que es un ser humano. Aunque lo más representativo de su conducta es la bravuconearía me he planteado mostrar lo poliédrico que es y las diferentes caras y capas que tiene, dado que el texto lo da. He apostado por darle humanidad, convertirlo en un ser humano.

-¿Cómo se trabaja con compañeros que profesionalmente no se dedican a la interpretación?

-Son compañeros y me siento francamente arropado por ellos. Tienen una gran energía, una enorme voluntad y muchas ganas de trabajar, lo que me ha encantado porque cuando la interpretación es oficio desaparece por cansancio o estrés el disfrutar de la interpretación, del hecho del teatro. Lo importante es disfrutar sobre el escenario porque implicas más al público.

-Se incorpora al elenco en un año en el que también llevan la obra a Toro y a Benavente.

-Me parece magnífico. Conseguir actuaciones es actualmente una labor titánica. Tengo muchas ganas de ir a las dos localidades porque no conozco ninguna de las dos poblaciones, de hecho es la primera vez que actúo en Zamora, tanto la capital como la provincia. Siempre es importante ir conociendo nuevas plazas.

-¿Qué trabajo le aguarda en Madrid?

-Ahora continúo con Teatro de Fondo en un proyecto muy interesante. Se trata de una producción colectiva, una vía de trabajo muy interesante, que ha cristalizado en la obra titulada "Los atroces". Se trata de la saga de los Átridas griegos contada en el marco de la España del siglo XX. Era algo muy contable desde la historia más reciente de nuestro país. Ya la hemos estrenado exitosamente, ahora el espectáculo tiene que ir creciendo a través del boca y oído, la mejor manera de dar a conocer los formatos pequeños. Este trabajo lo compaginaré con el Tenorio con la Tijera.

-Lo cual no es tan fácil.

-Efectivamente. El año pasado estrené seis espectáculos y me era complicado llegar a fin de mes. Nos vemos obligados a aumentar el volumen de trabajo para cobrar lo mismo. La crisis ha hecho estragos en el terreno artístico y ha habido que aceptar una cantidad de trabajo muy elevada. Es una realidad muy dura la del teatro español.

-¿Aprecia mejoras?

-No creo que el cambio sea de la noche a la mañana. Quiero pensar que hemos tocado fondo, pero me pregunto, ¿cuánto tiempo tardará el mundo escénico en crecer y qué nos hemos dejado en el camino?

-¿Qué estima que se ha perdido?

-Se ha perdido el respeto por el teatro por parte de toda la maquinaria. No es cuestión de dinero es una cuestión de que si nos subimos a un escenario para trabajar tiene que ser una labor respetada.