Santiago Menéndez de Luarca Navia-Osorio (Oviedo, 1948) es desde febrero de 2011 consejero de Agricultura, Pesca y Alimentación y representante adjunto en la Representación Permanente de España ante la ONU para la Agricultura y Alimentación (FAO), con sede en Roma.

-La OMS alerta del riesgo de contraer cáncer por un exceso de consumo de carne. ¿Qué le parece a usted, representante de España ante un organismo dedicado a combatir el hambre en el mundo?

-La FAO aún no se ha pronunciado de forma oficial sobre este asunto. Carezco de información para dar opinión científica al respecto. Ahora bien, la conclusión que saco de todo esto es que no hay nada como seguir las indicaciones de Francisco Grande Covián: hay que comer de todo y variado. Más que un problema del producto en sí, la cuestión es la dosis que se ingiere.

-¿Y eso es todo?

-Bueno, prescindiendo de que puedan existir otros intereses. En cualquier caso, creo que se han exagerado las cosas. Al final, lo pertinente es cuidar la dieta. Ningún alimento en exceso es beneficioso.

-En todo caso, el sector cárnico y ganadero ha recibido una pésima noticia.

-Este tipo de noticias debe tratarse con mucho cuidado. Es cierto que muchos productos llevan años en el disparadero. Los científicos trabajan con dosis y establecen sus recomendaciones a tenor de esas cantidades. Es lo que hay.

-Una cosa es combatir los excesos y otra demonizar la carne e incluso al jamón, ¿no le parece?

-Luchar contra ese exceso en el consumo no es ninguna banalidad. Incluso el papa Francisco lo dice en una encíclica cuya lectura recomiendo, por cierto. Tenemos que bajar un poco el listón. También es verdad que las recomendaciones de la OMS van más dirigidas a otro tipo de dieta que no es la que más se practica en España, que, por fortuna, sigue siendo bastante variada.

-¿Algún mensaje positivo en todo este cataclismo?

-Es una llamada de atención a todos los países, también a los que están en vías de desarrollo. A medida que aumenta la renta disponible se toman más productos proteicos de origen animal. Además, nadie dice que no se puedan tomar embutidos o chuletones, simplemente que en ciertas cantidades tienen un riesgo.

-Todo tiene un riesgo, pero cuando sale el cáncer a relucir las alarmas se disparan, ¿no?

-El riesgo cero no existe, ésa es la primera cuestión. A la sociedad, en general, le encantan las reacciones tremendistas. Desde ese punto de vista, la dieta mediterránea también es peligrosa para el mantenimiento de la ecología. Eso de que todos comamos lo mismo en todas partes del mundo es un atentado contra la biodiversidad.

-Obesidad, malnutrición y hambre tienen bastantes frentes abiertos.

-De obesidad se habla mucho, de malnutrición no tanto. Ambos conceptos van unidos a menudo. El problema del sobrepeso no sólo se da en países ricos. En el mundo hay 870 millones de personas que pasan hambre. En fin, las cosas no son tan sencillas.

-¿Cumple las recomendaciones de la OMS o se salta las dosis?

-A mí que me den un buen jamón y una buena chuleta, pero eso no me parece relevante. Es una cuestión de hábitos personales. En cualquier caso, intento no abusar de alimentos procesados ni de la sal. Mire, de ese condimento no habla nadie y es bastante relevante. En la conferencia sobre nutrición que ha celebrado la FAO ha sido un punto clave.

-¿Los italianos se han echado las manos a la cabeza con todo este asunto?

-No. En Italia existe un sentido menos trágico de la vida que en España. La noticia ha abierto los telediarios, pero aquí defienden lo suyo y el problema se lo trasladan a los americanos.

-Como consejero de Medio Rural en Asturias le tocó lidiar con la crisis de las "vacas locas", ¿este momento le parece comparable?

-En absoluto. Las "vacas locas" eran un problema objetivo. La reacción fue excesiva, eso sí. Parecía que cualquier producto que viniese del vacuno era malo per se. Pero todavía me acuerdo de una campaña en los años sesenta en la que se decía lo malos que eran el aceite de oliva y los pescados azules.

-Un poco de frivolidad sí que se atisba en todo esto...

-El mundo anda un poco desquiciado. Un grave problema es la conversión del ganado vacuno en monogástrico. Es mucho más eficiente comer el maíz en boroña o tortitas que dárselo a un rumiante que tiene un sistema fisiológico con cuatro panzas para digerir. Eso no tiene nada que ver con cuestiones de salud, pero sí con el hambre en el mundo. Este planeta es una paradoja, poca gente sabe que la India es el segundo exportador de bovino del mundo, cuando ellos apenas lo comen.

-La FAO tiene un papel clave en la gestión de la crisis de los refugiados que llegan a Europa. ¿El peor encargo que ha tenido que enfrentar desde que llegó al cargo en 2011?

-La situación de los refugiados tardará años en resolverse. El problema está en el origen y parte de la falta de solidaridad y cooperación. No me parece que la Unión Europea esté dando la respuesta adecuada. Algo bueno es que la agricultura está de moda otra vez, lo dice también hasta el Papa.

-¿Fascinado por el Papa Francisco?

-Más bien, muy fan de la encíclica "Laudato si", que habla del cuidado de la casa común, es fantástica.