"Es un espacio que debe de ser más conocido por la población porque tiene fondos muy variados e interesantes", esgrime Julián Fernández que ayer visitó la Pública del Estado en la celebración del Día de la Biblioteca, instaurado en recuerdo de la destrucción de la de Sarajevo en 1992.

La jornada festiva arrancó con un cuentacuentos para los más pequeños centrado en las bibliotecas. En él dos narradoras enlazaban las historias con preguntas a sus oyentes, que luego escribieron una frase de amor hacia la biblioteca en las cristaleras de acceso a la sección infantil.

La asistencia de más de 70 personas a la visita guiada del mediodía obligó a dividir a los presentes en dos grupos, que recorrieron las distintas dependencias del centro cultural de la mano de varios profesionales. Mientras que unos iniciaban el recorrido en la zona de adultos, otros lo hacían en el espacio dedicado a los más pequeños, donde está reunido todos los recursos que aparecen distribuidos en distintas áreas en el caso de los mayores. Entre las singularidades de la Infantil destacan "la ensalada de culturas", un apartado donde hay libros en chino, árabe o rumano, así como la presencia de libros y tebeos en inglés, francés y alemán con distintos niveles de vocabulario que "pueden ser leídos por los adultos", que también pueden sacar en préstamo libros sobre orientación para padres, informó un bibliotecario.

En la hemeroteca, constituida a raíz de recibir un lote de música por parte del Estado, los más jóvenes descubrieron, con las explicaciones de una técnico del área, las películas en formato VHS, los vinilos o las casetes. Uno de los elementos que mayor interés suscitó entre los asistentes fue la prensa antigua. Y es que el público pudo contemplar ejemplares del Correo de Zamora de 1940 o El Heraldo de 1915. "Su estado es perfecto pese a los años transcurridos", comentaba una mujer mientras que otra animaba a repetir estas visitas "todos los meses".

Los asistentes también conocieron que la biblioteca nació con los fondos procedentes de las desamortizaciones del siglo XIX, que estuvo en San Vicente entre el año 1935 y la década de los 70 del pasado siglo, momento en el que se traslada al emplazamiento actual donde pasó a ser conocida como la Casa de la Cultura. En el año 2000 el centro se amplía hasta la iglesia de la Concepción y pasa a contar con cuatro plantas para los depósitos, entre otras novedades.

Además, lectores de los clubes de lectura de adultos y del juvenil presentaron párrafos de sus obras favoritas, como "El Principito" o "El nombre del viento", dos poemas de Miguel Hernández, uno de Bertolt Brecht, un fragmento de "El amor en los tiempos del cólera" y hasta un poema-canción de Robe Iniesta, cantado por un maestro en el vermú literario, donde los bibliotecarios agasajaron a los presentes con un singular aperitivo, fragmentos de obras clásicas y modernas presentadas como rulos atados con lazos y en forma de caramelos para los niños. Mucho más que libros.