La historia de la Humanidad tiende al bucle, al menos en lo que se refiere a Zamora. El 20 de octubre de 1935 se iniciaban las obras de la estación de tren de la capital con presencia del presidente de la República, Niceto Alcalá-Zamora. Un acto solemne, de banderines y fanfarrias con entrega de la bandera, republicana, obviamente, a la Guardia Civil incluida. Un 21 de octubre de 2015 era la fecha de destino del protagonista de la celebérrima "Regreso al futuro" y un 22 de octubre la modernidad desembarca en aquella terminal de preguerra. "McFly se alegraría de ver que el AVE es la antesala de un futuro de oportunidades para Zamora", presidenta de la Diputación dixit, a través de Twitter. Ay, McFly, mira en lo que se nos ha quedado el futuro: no disponemos de patines voladores, ni vestimos en plan galáctico, y seguimos prefiriendo el lechazo a las pastillas de astronauta, pero eso sí, nuestra trayectoria circular no hay quien nos la quite. No me negarán las conexiones del alcalde actual con aquel acto de 1935: el republicano y rojo, Francisco Guarido, hubiera podido asomarse al balcón de la Casa de las Panaderas y exponer que, como alcalde que es nos debía una explicación sobre si acudiría o no a recibir a la ministra de Fomento en el primer AVE y esa explicación la dio, pero por correo electrónico, que para eso esto es el futuro. No había recibido la invitación a primera hora de la mañana, perdida, sin duda, en alguna espiral binaria, pero tras constatar la oficialidad de tan remarcada fecha, para allá que se fue con un look más remozadito que aquella primera camiseta a rayas con la que recibió el bastón de mando. Ana Pastor, de rosa, quizá para justificar ese futuro prometedor, "antes y después del AVE". Pero como buena zamorana, la ministra ejerció de austera ayudada por la Ley Electoral que prohíbe, a partir del lunes, inauguraciones oficiales por mor de las generales del 20-D. Fue, si se quiere, un estreno oficioso de perfil bajo, sin fanfarrias, sin banderines, sin presidentes, aunque con muchos atletas políticos preparando posiciones para la composición de las listas electorales y muchos periodistas dispuestos a inmortalizar la salida de la carrera. Por no ser el tren no era AVE sino Alvia, o sea, algo así como un AVE de bajo vuelo. Pero que conste que los zamoranos estamos muy emocionados: ya se puede venir desde Madrid a 200 por hora, la velocidad que ha debido alcanzar de media el coche de Alonso esta temporada. Porque ya saben lo que dice el refrán: ave que no vuela, a la cazuela. El caso es que Zamora necesita tanto el ave como la cazuela. Ya ven, el bucle otra vez. Esperemos que al menos el tren remonte el vuelo y no se nos quede en gallina de aquellas que criaba mi abuela en el corral. Que no se quede en pruebas la cosa, vaya. Aunque pensándolo bien, aquella gallina era buena ponedora. Igual el PP debería pensar en cambiar en su anagrama circular la estampa plumífera por una similar. Porque para el 20-D habrá que echarle huevos.