El prestigioso periodista Ernesto Ekaizer ha superado con éxito la "dura" batalla de enfrentarse a la escritura de un libro. Confiesa que la publicación de su segundo trabajo sobre Luis Bárcenas, el extesorero del Partido Popular, no le ha permitido disfrutar. En cambio, Ekaizer paladea cada uno de los muchos datos del escándalo político que ha almacenado en su memoria. El autor de "Queríamos tanto a Luis" (Planeta, 2013) quiso compartirlo ayer en Zamora junto con la proyección de la película "B de Bárcenas" del director David Ilundain.

-Si todo lo que cuenta en su libro "Queríamos tanto a Luis" es cierto, ¿por qué no ha caído el Gobierno de Mariano Rajoy?

-A modo de confesión. Cuando el libro salió a la luz, se lo envié a un magistrado del Tribunal Supremo. Después de leerlo me dijo: "Me ha pasado una cosa tremenda, me queda una sensación terrible: ¿cómo puede ser que Rajoy siga siendo presidente del Gobierno después de esto?". La publicación trata de demostrar una situación inverosímil en la que Mariano Rajoy ha logrado resistir y veremos cómo le va en las próximas elecciones. El título del trabajo se inspira en un libro de Cortázar que concluye que "uno no puede bajarse de una cruz". De momento, Rajoy ha salido vivo de Bárcenas y de la contabilidad b del PP.

-Si cambiamos las siglas del PP por las del PSOE, ¿hubiera sido distinto?

-Posiblemente, porque el PP es una fuerza muy poderosa en la judicatura. Lo es en la oposición y, desde luego, mucho más cuando está al frente del Gobierno. Su estrategia frente a los magistrados genera respeto.

-Plantea su libro como una partida de ajedrez en la que los dos protagonistas pierden. A dos meses para las elecciones, Rajoy aún tiene opciones de revalidar el Gobierno...

-Rajoy y el Partido Popular han venido sosteniendo que la corrupción no les pasaba factura. De momento, perdieron dos millones de votos en las europeas y otros dos y medio en las autonómicas... Esto quiere decir algo. Hace diez días, Rajoy nos sorprendió al reconocer que la corrupción sí les pasaba factura. Yo dije, irónicamente, que el presidente tenía que saberlo bien porque, teóricamente, no se trataba de una factura pero sí de una contabilidad b en la que su nombre figura con distintas siglas. Él percibió unos 326.000 euros a lo largo de todos esos años en sobres trimestrales.

-Todavía hay personas que dicen que la contabilidad secreta no existe, ¿se trata únicamente de mensajes dirigidos a la opinión pública?

-Cuando los papeles se publican en El País en enero de 2013, la campaña es muy obvia: "solo son fotocopias". La Policía, el Ministerio Fiscal y el juez han ido comprobando que esas anotaciones se corresponden, efectivamente, con la realidad excepto en lo que se refiere a las donaciones de los empresarios, que ninguno de los implicados iba a ratificar.

-¿Habrá partida después de las elecciones generales?

-Ahora mismo, las espadas entre Bárcenas y Rajoy están en todo alto, lo cual no quiere decir que se vayan a utilizar. El extesorero, sin embargo, todavía tiene material para hacer mucho daño?

-¿Lo tiene realmente?

-Sí. El problema es que la instrucción de los dos casos está terminada. Se le pide 42 años a Bárcenas por el caso Gürtel y otros cinco por la contabilidad secreta. Nada de lo que pueda hacer puede mejorar su situación, porque solo falta la fecha del juicio. Acaso, lo más relevante será la composición de los tribunales que se decidirá el próximo 30 de octubre. El mayor problema puede ser Enrique López, ponente en Gürtel y los "papeles". Si lo apartan, deberán colocar a un nuevo magistrado que será conservador, pero existe la posibilidad de que el ponente sea José Ricardo de Prada, magistrado independiente de mucho prestigio lejano a los populares.

-Seguro que durante la investigación, se ha preguntado qué sucedería si Rajoy y Bárcenas se encontraran un día de estos en la calle...

-Si pasara eso, es posible que Rajoy cruzara la calle y no se atreviera a hablarle a Bárcenas a la cara. El extesorero, por su parte, se plantaría firme ante Rajoy.

-¿Y si es Cospedal la que se cruza en un pasillo con el antiguo gerente?

-Cospedal saldría por una puerta lateral, pero Bárcenas intentaría plantarse ante ella para cantarle algunas verdades.

-De las pruebas documentales que incluye "Queríamos tanto a Luis", ¿cuál es la más relevante?

-Hay una muy importante, inédita hasta ahora. Se trata de una grabación de ocho minutos realizada al antiguo tesorero Álvaro Lapuerta a finales de 2013, donde cuenta con todo detalle cómo entregaba el dinero a José María Aznar en los años noventa. Es la primera vez que el escándalo salpica al expresidente del Gobierno.

-La gente en la calle sigue preguntándose si Bárcenas va a utilizar la supuesta munición que tiene en sus manos antes del próximo 20-D, ¿cuál es su augurio?

-Siempre hay curvas imprevisibles en el camino, pero yo pienso que, si no hay un cambio sustancial en la situación, Bárcenas va a optar por no usar esa información de momento. Prefiere una situación con un Gobierno del PP debilitado a un cambio de escenario político.

-¿Prefiere a quienes, según él, le han traicionado?

-Le favorece un Gobierno del PP debilitado, más vulnerable, que otro en el que haya gente que no tiene nada que perder.

-¿Qué dicen los SMS que aún no han visto la luz y a los que usted se refiere en el libro?

-Describen la relación que mantenían Rajoy y Bárcenas.

-¿Hay más "abrazos"?

-Por lo que me dicen, existe un correo electrónico que muestra cómo la relación entre ambos se mantiene más allá de marzo, cuando rompen oficialmente.

-En paralelo, ha habido otra batalla, la de los medios de comunicación, ¿quién la ha ganado?

-En 2013, El País consigue las fotocopias de los papeles. El director de El Mundo, Pedro J. Ramírez, se siente herido en su autoestima y busca su segunda oportunidad en los originales hasta que consigue publicarlos. Para ello utiliza una estrategia muy arriesgada. Él se ha visto con Bárcenas pero no acuerdan que los documentos vean la luz. Cuando el extesorero va a entrar en la cárcel, decide publicarlos sobrevalorando el efecto político que producirían. Yo le pregunto si él creía que caería Rajoy cuando los SMS salen en la portada de El Mundo. El me responde que estaba convencido de que sí. A diferencia suya, yo pensaba que no.

-¿Qué documento sí hubiera echado a bajo el Ejecutivo de Rajoy?

-Una prueba de cargo de algún delito.

-¿Por ejemplo?

-Los "recibís", documentos que no existen.

-Entonces, ¿la mochila que cita en su investigación tiene de todo menos "recibís"?

-Bárcenas aclaró en sede judicial que los pagos respondían a un sistema institucionalizado en el que no se le pedía a los secretarios que firmaran ningún papel. La cúpula del partido no era tan tonta como para poner en riesgo su futuro político. No porque cometieran un delito, sino por el riesgo que hubiera supuesto de conocerse aquello en la opinión pública.

-¿Quiénes son los personajes enmascarados bajo el título de "Garganta profunda"?

-Son fuentes de las que me fío, voces que forman una especie de coro que ayudan al lector a entender lo que está pasando.

-En lo personal, ¿se ha sentido amenazado en algún momento durante la investigación?

-No. Únicamente he tenido un incidente, de esos raros, con el robo de un teléfono móvil muy valioso por la información que tenía dentro. Me siguieron, supongo, en una motocicleta de alta cilindrada y finalmente me lo arrebataron.

-Desde su experiencia, ¿qué les dice a los nuevos periodistas que pueden sentir miedo ante un trabajo ciertamente arriesgado?

-Aquí hay un riesgo general, que tiene que ver con la creciente dependencia de los periódicos del poder político, en medio de un cambio del papel a la era digital. En esta situación, el periodismo tiene que ir adaptándose y los márgenes son exiguos. No es fácil, pero siempre hay ciertos espacios.