La escritora Nuria Barrios abrió esta semana la XIV edición de los Encuentros Literarios con alumnos de Bachillerato, promovidos desde la Biblioteca Pública del Estado, dentro de las actividades dirigidas al fomento de la lectura.

-Los alumnos que han participado en el foro había leído "Ocho centímetros". Su libro habla del dolor y el sufrimiento.

-Los chicos no están acostumbrados a que les hablen de situaciones dolorosas cuando ellos se alimentan de violencia. Están habituados a digerirla de manera banal y sin embargo ante las situaciones dolorosas cotidianas inevitables, porque forman parte de la vida, existe una situación de rechazo. Creo que es imprescindible hacer visible lo que uno no parece ver. No hablar del dolor banaliza la existencia y muchas veces la imposibilidad de afrontar situaciones problemáticas hace que se termine comprando antidepresivos en la farmacia o en la consulta de un terapeuta cuando todo sería más sencillo si nos acostumbrásemos a afrontar que el dolor forma parte de la vida.

-Usted se formó en Filosofía, pero ¿cómo llega a la escritura?

-Llegué a la escritura como lectora. Siempre me ha gustado mucho leer y en un momento determinado tuve la necesidad de escribir. La lectura, que hasta entonces había sido una fuente de placer, se convirtió en una fuente de exploración. Estaba buscando las palabras para compartir mi propia visión. Empecé a escribir "Amores patológicos" y cuando estaba por la mitad se lo envié a un editor y me animó a seguir. A partir de ese momento ha sido escribir, publicar, escribir, publicar. No tengo nada guardado.

-Emplea desde el relato hasta el verso. ¿Por qué?

-Porque cada historia exige una forma de narrar. A veces ni el relato ni la novela sirven y a veces es necesario la poesía porque va a lo esencial. Escribo siempre en papel porque para mí Internet tiene un sentido utilitario y no lo concibo como un espacio de creación. Internet no es mi ámbito, aunque reconozco que lo es para los más jóvenes.

-En su opinión, ¿el soporte condiciona la manera de escribir?

-La lectura en papel y en pantalla tiene características distintas que condicionan la manera de escribir también en papel. En pantalla todo es más fugaz y la atención está muy distraída, tiene mucha agilidad y al mismo tiempo poca capacidad de concentración. Internet ha puesto a la escritura en una carrera distinta, ya no es escribe como en el siglo XIX. Creo que escribir para papel y para Internet deberían alimentarse, no son incompatibles. El arte tiene que ser comprensivo. Las nuevas generaciones tienen que elegir por donde van sus formas de expresarse y sus hábitos lectores.

-Como crítica. ¿Cómo ve el ámbito de la literatura infantil y juvenil?

-Para mí el ámbito de la literatura infantil y juvenil, pero sobre todo la infantil, es la cueva del tesoro. Hay una producción inmensa, con mucha morralla pues las pedagogías de lo políticamente correcto no las han favorecido, pero luego hay auténticos tesoros. Hay una libertad inmensa y los niños son personas que conciben el mundo con una naturalidad inmensa. Todo lo viven de una manera natural y sin cuestionamientos de ahí que haya libros maravillosos sobre la muerte. A veces se hacen cosas soberbias y de más calidad que la literatura para adultos. Me gustaría que desapareciera la distinción entre género para que todo fuera más permeable.

-¿Por qué?

-Las denominaciones de literatura infantil, de juvenil y adultos son barreras que hacen empobrecer. El escritor y el lector deben tener un espíritu aventurero. Los jóvenes tienen que concebir la lectura, de novela, cómic o poesía, como un gran placer. La lectura no es trabajosa sino que tiene una recompensa. Igual que se esfuerzan y van a los gimnasios a cultivar el cuerpo tienen que leer un libro para cultivar su pensamiento.