La última vez que la Policía Nacional la había visto, la joven estaba todavía embarazada. Al observar que no llevaba a su bebé, la agente le preguntó por el recién nacido: ha fallecido. No fue la respuesta de la madre, de 19 años y de nacionalidad rumana, lo que sorprendió a la policía, sino la templanza con la que relataba tan trágico suceso, máxime cuando el parto había sido apenas quince días atrás, el 2 de septiembre pasado.

La actitud "tranquila, pausada y nada dolida" de la joven, conocida en el ámbito policial y cuyas iniciales son I.R.B., levantó la desconfianza de la policía, que decidió interrogarla con mayor profundidad en la Comisaría de Zamora, según ha podido saber este diario, después de que la progenitora le indicara que el fallecimiento se había producido en el Reino Unido, en la localidad de Cardiff Bay, en Gales.

La madre, que en principio, había explicado que el fallecimiento se había producido "mientras le operaban en Inglaterra de urgencia" porque nació con "una lesión en una vena", terminó por manifestar a la agente nacional que el pequeño, de quince días, en realidad, se encontraba en Cardiff Bay en la casa de un amigo.

A partir de ahí, la Comisaría de Zamora abre un investigación que le lleva a corroborar la buena salud del niño, de iniciales E.B., cuyo parto fue en el Hospital Virgen de la Concha, en Zamora. La madre formalizó el nacimiento en el Registro Civil con solo su nombre como progenitora. Las sospechas van en aumento cuando se descubre una nueva anotación en el Registro, hecha poco después de la primera, para introducir como padre del menor a un español, de iniciales L.S.L. y 26 años. Los datos coinciden con el amigo residente en la localidad galesa.

La policía comienza a atar cabos cuando busca información en el entorno de la mujer rumana y consigue el testimonio de algunas personas que afirman haber oído a la joven contar que iba a vender a su hijo. Todo parece indicar que se ha producido o "una venta directa del bebé" o "una adopción ilegal, previo pago" de cantidades que oscilarían entre los 3.000 y los 15.000 euros, aún por determinar. Estos datos se corresponden con la información recogida por la Policía Nacional de "varias personas" que han declarado la intención de la madre de deshacerse del pequeño, es posible que de esas declaraciones se haya deducido el precio por el que habría comerciado con su bebé.

A partir de ahí, los indicios se convierten casi en certezas, por lo que se solicita desde la Comisaría zamorana la colaboración a la Policía Internacional del Reino Unido, a través de la Oficina Sirene con la que se actúa en estos casos, para encontrar al niño.

Es la policía de ese país la que localiza en Cardiff Bay al menor, al amigo de la madre, de nacionalidad española, y a una mujer, de 26 años y también de nacionalidad española. Los tres adultos pasaron a disposición judicial en el Reino Unido. El pequeño zamorano está ya bajo la tutela del organismo competente de esa localidad inglesa.

La Policía Nacional de Zamora ha alertado ya a los servicios sociales de la Junta de Castilla y León, que disponen de toda la información recogida durante las pesquisas policiales y que deberá tutelar al bebé si es deportado a España. Al mismo tiempo, ha derivado las diligencias al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 5 de Zamora, competente a la hora de llevar la investigación si, como parece ser, la supuesta venta del niño tuvo lugar en la capital.

La Comisaría de la capital ha llevado todo el peso de la investigación hasta desenmarañar lo ocurrido con el bebé y a los supuestos responsables del delito que deberá determinar un juez.