"Fue a la salida de un Pleno, donde le había llamado de todo, me puso una pistola en la cabeza y se puso por medio Cecilio Lera". Así relata el expolítico Luis Rodríguez San León uno de los episodios de enfrentamiento con el fallecido Casto Lorenzo Ortega, el primero en las filas de la oposición centrista y el segundo miembro del equipo de Gobierno popular en la época de Luis Cid, en los años 80. Que sacó la pistola lo corrobora Lera, entonces diputado provincial socialista, aunque "no recuerdo que le apuntara en la cabeza. De todas formas recuerdo que también a otro diputado popular, Felipe García, se le cayó una pistola en una comisión; dijo que era porque practicaba el tiro". Eran tiempos duros en política, "tenías que ir con coraza. Había un contratista que también iba con una pistola en la barriga".

Rodríguez San León aclara que no desea la muerte a nadie, "pero me parece justo que vayan desapareciendo del mapa ciertas personas". Habla de Lorenzo como un político no demasiado limpio "cobraba por todo lo que se hacía. De aquellos tiempos vienen las prácticas del PP, que luego se extendieron a la región y toda España. Lo denunciábamos en la Diputación pero era lo mismo, y en el juzgado. Se cobraban carreteras que no se habían hecho, se adjudicaban obras a unas empresas que las subcontrataban a otras quedándose con el 20%". Algo más dulcificado tiene el recuerdo de Casto Lorenzo otro político que entonces estaba en la filas de la oposición, Cecilio Lera. "Era un hombre arrollador, que tan pronto te amaba como te volvía la espalda. Llevó obras y deportes una temporada". Bravucón y "echado para adelante, entre justo e injusto y no excesivamente equilibrado" en general trataba bien a los pueblos. Muchas veces, explica Lera, "se ponía la ley por montera, aunque al final nunca se le pilló en nada". Generoso y "muy trabajador era muy amigo de sus amigos, pero con los enemigos era implacable".

El socialista habla de unos tiempos en los que personas como Casto Lorenzo practicaban una política que podría calificarse como "caciquil, pero no de estos de ir de cocina en cocina, sino de altos vuelos". Eso sí, Lera reconoce que "no tengo mal recuerdo de él, pero era así, o te mataba o te ponía en un altar". El exdiputado recuerda que eran años de "mucha movida en la Diputación, de mucha actividad, se licitaban cientos de obras". Eso sí, recuerda que el conocido caso Zamora, que se centraba en esa época de presuntas "mordidas" por adjudicaciones de obras "se cerró en falso".

Lera rememora "aquellos debates siempre enfrentado a Luis Rodríguez San León" y con el presidente, Luis Cid como un orador excepcional.

Fue Luis Cid precisamente el mentor político del que fuera alcalde de Corrales, y de hecho la relación entre ambos era excelente, como demuestra el hecho de que Casto Lorenzo dedicara una avenida en esta localidad al que en aquel entonces ostentaba la presidencia de la Diputación. Este diario intentó, sin éxito, que Luis Cid valorase la figura de Casto Lorenzo.

En general, conseguir valoraciones de los correligionarios políticos del fallecido no es nada fácil. José Antonio Abad López Brea, que coincidió con él en la Diputación se limitó a calificarlo con un escueto "para mi, una buena persona", sin que accediera a mayores valoraciones. Isaías Galende, también diputado asegura que "me llevé muy bien con él, siempre", aunque no era de los amigos íntimos. "Llevaba obras y en aquel entonces nadie sabíamos nada, estábamos ignorantes, nos dedicábamos a trabajar como negros por el bien de la provincia. Casto Lorenzo siempre estaba con la sonrisa en la boca, tengo buen recuerdo de él". Dionisio García Carnero explica que no llegó a coincidir con él en la Diputación: "Lo conocí como alcalde de Corrales y tenía con él una buena relación".