Un año y tres meses de prisión por un delito de atentado a la autoridad, además de una falta de lesiones por las patadas supuestamente infligidas a la víctima, es la petición que sostiene el Ministerio Fiscal para cada uno de los cuatro jóvenes acusados de agredir a un guardia civil en marzo del pasado año en la calle Obispo Nieto de la capital.

Las versiones sobre los hechos de los cuatro jóvenes y de los dos guardias civiles implicados fueron totalmente diferentes y contradictorias durante sus declaraciones en el juicio, celebrado ayer. Mientras que los cuatro amigos aseguraron que en ningún momento amenazaron a los agentes, las víctimas subrayaron que se vieron "acorralados" por los acusados, por lo que tuvieron que solicitar refuerzos.

Los jóvenes reconocieron que realizaron una conducción brusca para aparcar en la calle, haciendo parar a un hombre que cruzaba en ese momento. Ese peatón resultó ser un guardia civil que se encontraba de paisano por una misión con vehículo camuflado pero los acusados subrayaron que no se identificó como tal y que fue a su encuentro para pedirles el carnet, algo a lo que se negaron hasta que él no acreditara su cargo. Como el agente se negaba, según su versión, decidieron llamar a la Policía Nacional. En ese momento llegó el compañero de misión, también de paisano, quien sí se identificó. Al querer llevarse a su colega, los jóvenes se negaron hasta que no llegara la patrulla a la que habían llamado.

Por su parte, el guardia civil contó una situación totalmente distinta. Según él, fue como un ciudadano normal a apercibirles por la forma de conducir y cuando uno de ellos se metió en el coche "seguramente para sacar un arma", según interpretó la víctima, fue cuando se presentó como guardia civil. "Tuvieron una respuesta desmesurada, agresiva y maleducada", describió.

Frente a la petición de pena de la fiscal, las tres abogadas de la defensa solicitaron en sus informes finales la absolución de sus clientes, aludiendo a que los agentes no habían acreditado ningún informe de que ese día se encontraran realmente de servicio y estaban de paisano, que en todo caso hubo un encaramiento, no agresión, por lo que no debería considerarse este delito como de atentado y que los jóvenes se mostraron de una forma educada a los agentes que acudieron después al lugar de los hechos, "mientras que la actitud con los dos primeros guardias civiles fue diferente porque desconfiaban de su condición de agentes", finalizaron para argumentar su inocencia.