Alfonso y yo nos veíamos con frecuencia en nuestros paseos de cada día para mantener la escasa forma física, pero hace algún tiempo que estos encuentros no se producían y yo pensaba en la casualidad o si como buenos zamoranos habíamos cambiado de itinerarios. Ayer me llamó Antonio Pedrero para decirme de la gravedad de nuestro amigo y ahora me acabo de enterar por La OpiniÓn-El Correo Zamora, que para mi querido amigo Alfonso ya ha acabado todo.

Cuando yo me fui a Madrid en 1952, aún no estaba Alfonso por la Escuela de San Ildefonso. Lo conocí pasados unos años cuando él ya había aprobado el ingreso en Bellas Artes, creo recordar que en San Carlos, de Valencia. Empezó haciendo escultura, pero pronto se encontró más a gusto en la pintura que sería su oficio de por vida. Pero en aquel tiempo los artistas que empezábamos en esta ciudad aunque estábamos a matar en la pobre competencia profesional, teníamos una cercanía de grupo que originaba con frecuencia muchos encuentros festivos.

Alfonso peleó mucho y consiguió el profesorado de enseñanza media y después de algún destino foráneo se asentó en Zamora, siendo en 1983 el primer director de la naciente Escuela de Artes y Oficios que la recordada Aceña Cultural, a la que él había pertenecido como fundador, consiguió para Zamora. En su mandato Alfonso me llevó como profesor interino de modelado y lo recuerdo como un buen dirigente, abierto y coloquial en unos tiempos difíciles, por lo que significa "inventar" una puesta en marcha de un centro público con escaso presupuesto y de dotación hasta el punto que Alfonso tuvo que hacer milagros para conseguir material prestado.

Alfonso ha sido un pintor figurativo con diversa temática, tanto rural como urbana, preferentemente religiosa, con cierto aire ingenuista y con una paleta sólida e intensa de color. La pintura de Alfonso Bartolomé, siempre singular y atrevida, se distingue inequívocamente, lo que quiere decir que posee personalidad.

En lo humano ha sido un hombre trabajador y animoso, pertenece a una generación de artistas plásticos irrepetibles en esta ciudad que han inaugurado un crisol fundamento de la cultura que hoy disfruta Zamora. De aquel amplio grupo de los años 50 desaparece otro puntal. Alfonso, amigo, te recordaremos. Descansa en paz.