El Colegio Oficial de Psicólogos define el fenómeno del estrés como "un proceso que se pone en marcha cuando la persona percibe una situación o circunstancia como amenazante o absorbente". Esta sencilla definición de un estado que todos tememos sirve al doctor Ruiz Ezquerro para desmentir la creencia generalizada de que sea algo puramente negativo. "Ojo, porque cierto grado de estrés es conveniente, nos hace estar alerta y nos estimula; en definitiva se trata de un mecanismo de defensa", aclara el jefe de servicio de Neurología en el Hospital Virgen de la Concha.

El estrés es uno de esos fenómenos que se generan en el cerebro humano, una máquina perfecta fruto de años de evolución, en la que se desarrollan sorprendentes procesos neurológicos, pero donde aún queda mucho por descubrir. Aunque el doctor Ezquerro asegura que el estrés resulta necesario, incluso conveniente en pequeñas dosis, un estado elevado puede derivar en "trastornos como cefaleas".

Recientes investigaciones han descubierto que las personas que viven en grandes ciudades y que presentan un ánimo deteriorado por estrés, encuentran beneficios neurológicos si salen al campo. "Solemos percibir la naturaleza como una situación relajante y eso activa nuestros circuitos de recompensa generando una síntesis de sustancias que derivan en un bienestar general". Es, por ejemplo, el caso de Rocío Gangoso y Javier Álvarez, procedentes de Bilbao, que decidieron echar raíces en el pequeño pueblo de Prado, en Tierra de Campos. Cambiaron radicalmente su vida urbanita y decidieron dedicarse a la plantación de ajos al más puro estilo rural. "Nuestro estado de ánimo y mental ha mejorado considerablemente gracias a nuestro éxodo urbano", reconoce la bilbaína.

Dentro del sorprendente universo del celebro, avanza el conocimiento sobre la sinestesia. "Ha quedado demostrada la capacidad de algunas personas de establecer una relación entre la estimulación de un sentido con activaciones de otro", explica el doctor Ruiz Ezquerro. Esto es, por ejemplo, asociar de forma involuntaria un color a un número o a un sonido. Algo que años atrás solo era un recurso literario utilizado para aportar belleza a la escritura, ahora tiene base neurológica.

Es interesante destacar este fenómeno y el hecho de que muchos "sinestésicos" no llegan a descubrir que, en efecto, lo son. No hay que alarmarse, no es ninguna enfermedad ni un superpoder, solo una capacidad añadida de la mente humana que unos pocos parecen poseer.

Con estos hallazgos, los investigadores han conseguido establecer vínculos entre la sinestesia y músicos, pintores o escritores. Es el caso de Francisco de Quevedo, Wolfgang Amadeus Mozart o Vasili Kandinsky, cerebros y artistas que, ahora sabemos, contaban con capacidades sensoriales añadidas, que conferían un toque extraordinario a sus creaciones.