Los constructores del monasterio medieval de Santa María de Moreruela acudieron a las canteras de Puente Quintos en busca del material necesario para levantar el edificio. Los monjes que habitarían aquel edificio desde el lejano siglo XII tuvieron una especial relación con las Lagunas de Villafáfila, de donde se abastecían de la preciada sal, un mineral valioso en la condimentación y conservación de los alimentos. En Sanabria, los promotores del cenobio de San Martín de Castañeda tuvieron que recorrer varios kilómetros hasta la localidad de Quintana para extraer la pizarra que colocarían en la construcción.

Estos son los titulares del trabajo de investigación que los arqueólogos Hortensia Larrén y Fernando Miguel acaban de presentar en un congreso celebrado en la localidad francesa de Troyes, al norte del país, con motivo del 900º. aniversario del célebre monasterio de Claraval. En el estudio "hemos abordado un aspecto no muy tocado de las fundaciones", explica la arqueóloga territorial de la Junta, en referencia a "los recursos mineros en toda su extensión" aprovechados por los monasterios de Moreruela y San Martín, en la provincia, y de Carracedo, en León.

Después de un trabajo de prospección arqueológica llevado a cabo en el último año, los autores de la investigación han relacionado los datos con las fuentes escritas. Esto les ha permitido concluir, por ejemplo, que la piedra caliza de Moreruela fue extraída de la cantera de Puente Quintos, "precisamente, muy cerca de la ermita que lleva el nombre de La Pedrera", revela Larrén.

En cambio, no toda la piedra de Santa María procede de este lugar. Los investigadores han podido constatar que la portería de Granja que se edificó en el siglo XVI, hoy desaparecida, procede de la localidad de Peñausende. Un detalle heredado del trabajo realizado tiempo atrás por el historiador José Navarro.

El trabajo, el único presentado por expertos españoles en el encuentro internacional de Troyes, también habla de San Martín de Castañeda. Aunque los arqueólogos continuarán trabajando en este caso para "ampliar" la información conocida, sí han podido constatar que una parte de los materiales procede del pueblo de Quintana, que dista varios kilómetros de San Martín. "Los resultados son novedosos con respecto a lo que ya se conocía y añaden información sobre los dominios de los monasterios", juzga Hortensia Larrén, satisfecha con la expectación y sorpresa que la exposición de los datos ha generado en la cita junto a Claraval.

Gracias a la aportación de Fernando Miguel, el estudio ha superado las fronteras provinciales para extenderse al noroeste de la península. En concreto, los arqueólogos han investigado el monasterio de Carracedo, donde han identificado restos de la fragua medieval del cenobio. "Los resultados mineralógicos así lo confirman", precisa Larrén. En este caso, el trabajo vincula la fundación religiosa con la cercana cantera de Isorga, nombre del río que baña la zona.