El zamorano que lideró una secta con sede en una casa de Villalonso cuidó adecuadamente a sus hijas menores de edad, de 9 y 4 años, mientras permanecieron bajo su mismo techo al ejercer la guardia y custodia sobre las menores, según el contenido del auto emitido por el Juzgado de Toro. La juez archivó el caso por falta de pruebas para acusar al denunciado de un delito de abandono de familia, tras la denuncia formulada por allegados de las niñas, de quienes se hicieron cargo la madre y los abuelos maternos en marzo de 2014, tras la intervención de la Guardia Civil. Los agentes las recogieron de la vivienda de Villalonso junto a otras dos pequeñas, hijas de dos integrantes de la secta. La juez retiró entonces al joven zamorano, de iniciales J.S.H, la guarda y custodia de las niñas.

El informe de la Fiscalía Provincial, que fue esencial para que la juez decidiera ordenar el sobreseimiento provisional de la denuncia, apuntaba la falta de pruebas que pudieran sostener la acusación del delito que se investigaba y pudiera tener consecuencias penales para el zamorano, que creía ser la reencarnación de Cristo y era el líder de la organización religiosa.

La decisión del fiscal encargado del caso tuvo en cuenta la evaluación que los servicios técnicos especializados realizaron de las menores para elaborar su informe, decisivo para descartar, de acuerdo con los datos recabados en meses de instrucción, que las niñas hubieran sufrido un trato inadecuado. El Juzgado investigó si J.S.H. cometió un delito relacionado con el incumplimiento de las obligaciones familiares, en base a la declaración de los denunciantes. La madre y los abuelos maternos de las menores trataron de verlas en la casa de Villalonso sin conseguirlo, lo que originó el conflicto que puso fin también a la actividad de la secta ubicada en esa localidad.