"Todos somos niños de la calle, la única diferencia es que después no se tienen las mismas oportunidades". Con este cariñoso saludo la presidenta de la Diputación Provincial de Zamora, Mayte Martín Pozo, daba la bienvenida al equipo del Catia CF, que ayer llegó a Zamora, uno de los destinos de su gira por España, con el fútbol por bandera.

Sus integrantes son chicos que residen en el barrio caraqueño que da nombre al club, donde se apuesta por "rescatarlos de las barriadas más difíciles", resume Fabián Francia, técnico del club y antiguo miembro del equipo, satisfecho por el crecimiento que en estas últimas temporadas está viviendo este proyecto, que tiene ya 51 años de vida.

La droga y la violencia son dos de las trabas que interfieren en el futuro de estos jóvenes y de las que el club les quiere alejar. "Nuestro país es muy lindo, con muchas comodidades pero con una gran crisis tanto económica como de seguridad. Nuestra manera de apoyarlo y construir un futuro es dando esta oportunidad a los chicos, estimularles y ayudarles a crecer, sobre todo a aquellos de los sectores más humildes", explica Ceferino Bencomo, entrenador del equipo, quien subraya que tras su paso por la fundación, los jugadores "no solo salen bien formados a nivel deportivo, sino también personal".

La sonrisa de los muchachos delata el enorme agradecimiento que profesan a los que les han dado esta oportunidad sin pedir nada a cambio. Bryan de Freitas, quien lleva en el club tres años, destaca que los entrenamientos "se realizan en total armonía con el resto del grupo" y valora que que sea un club "muy trabajador". Sobre sus sueños, reconoce que son "poder llegar a ser futbolista profesional con algún equipo de Primera División de Venezuela".

Su compañero Kenny Escalona admite que "además de fútbol, nos enseñan honestidad, respeto y humildad ante todo", enumera. También pone el acento en la calurosa acogida que el club da a cada uno de sus integrantes. "Somos una auténtica familia, desde que llegué me recibieron con los brazos abiertos", agradece. "Carlos Costa nos ha ayudado como nadie lo ha hecho nunca", subraya.

Se refiere al presidente del club, quien, tras 32 años en el proyecto, todavía se emociona hablando de esta iniciativa que surgió de la idea de un emigrante español. "La situación en el país no es fácil, muchos jóvenes se dedican a vender droga o a cometer atracos, así que a veces es complicado convencerles de que no van a ganar nada, pero van a hacer lo que más les gusta, que es jugar al fútbol", relata. Y es que desde el club no se les paga a los chicos, "pero les proporcionamos toda la equipación y buenas instalaciones", apunta.

Centro de élite

De hecho, la aportación desinteresada de Costa hará que en los próximos meses el club pueda disponer de cuatro nuevas canchas de fútbol 8 y un campo profesional, además de una residencia para que los más necesitados puedan quedarse. "Estamos tratando de cuidarlos y de tener una auténtica escuela de élite no solo en Venezuela, sino en el mundo entero. En la actualidad trabajamos con 400 niños en Caracas y esperamos que la cifra se multiplique y el año que viene tengamos el doble de jugadores", vaticina Ceferino Bencomo.

Además de la cultura, la gastronomía y la arquitectura de la ciudad, los 27 miembros del club que forman parte de la expedición también disfrutaron del fútbol. Tras visitar en su gira estadios como el Mestalla de Valencia o el Santiago Bernabéu del Real Madrid, se enfrentaban ayer en el Ruta de la Plata ante los juveniles del Zamora CF, para demostrar todo lo que esta fundación les ha inculcado y dar un paso más en su proyecto de futuro.