Beatriz Ruiz

El grupo zamorano ContratiempoTeatro representará su último proyecto, "Cosas que pasan" este jueves en la Cueva del Jazz. La sesión se compone de casi una decena de piezas de micro teatro con risas aseguradas. Así lo garantizan Carlos Martín y Pablo Lorenzo, dos de los actores del grupo que se encargarán de hacer disfrutar al respetable durante la actuación.

-¿Cómo definirían "Cosas que pasan"?

-El propio título, idóneamente escogido, define el conjunto de piezas. El público asistirá a unas diez historias con situaciones muy cotidianas en las que el autor da un giro de tuerca y se produce la sorpresa dando lugar a circunstancias irreverentes y desternillantes. Por lo que pudimos comprobar tras el estreno, la obra tuvo un buen recibimiento y esperamos que esta vez también complazca a todo el que asista.

-¿Quiénes forman el grupo Contratiempo?

-Hay un poco de todo y depende de la época. Para esta obra participamos cinco personas aunque los miembros del grupo varían para cada proyecto.

-¿Cómo se compagina el teatro con la vida personal?

-Es complicado, depende de cada caso. Los estudios, el trabajo, la familia... son aspectos de la vida que no se pueden descuidar y que tienes que hacer malabares para poder preparar todo. Siempre intentamos cuadrar los ensayos a gusto de todos. Y aunque asumimos la dificultad, la pasión por el mundillo es lo que hace que te involucres por completo.

-¿Por qué corrientes escénicas tienen predilección?

-Nuestro planteamiento teatral ha sido casi siempre la farsa trágica. Con "Cosas que pasan" nos acercamos a una corriente realista. Y aunque no sea lo que hacemos habitualmente, como actores nos gusta tocar un poco de todo, combinar y probar cosas nuevas.

-¿A qué público está dirigida la obra?

-En general para todo el mundo. Da igual gustos, ideologías o nivel cultural. Quienes asistan podrán quedar encantados con la representación independientemente de lo demás. Eso sí, como aclaración, no es para niños pequeños ya que alguna de las piezas tienen un vocabulario más cercano a los adultos y además puede que no entiendan muchas de las situaciones o de los golpes cómicos.

-¿Qué tipo de ciudad es Zamora para hacer teatro?

-La dedicación teatral aquí acaba siendo dura. Sin embargo muchas veces la gente participa y Zamora te sorprende, ya que de la nada se pueden hacer cosas interesantes tan solo con el apoyo de unas cuantas personas que luchan por la cultura. Es más, se puede pensar, siendo un poco optimistas, que en ocasiones hay más público que oferta.

-En cuanto a las instituciones, ¿colaboran con el teatro zamorano?

-Tenemos que reconocer que no nos han puesto trabas, pero tampoco nos han ayudado. Nunca hemos podido contar con un local público para ensayos o con ayudas de tipo económico. Lo cierto es que tampoco nos ha ido la vida en intentarlo. Nos hemos planteado tratar el asunto con el nuevo equipo de gobierno en un futuro, pero sabemos que hay temas más prioritarios de los que ocuparse aunque no hay que dejar de lado la cultura.

-¿Qué opinan acerca del panorama actual del teatro profesional y el aficionado?

-Carece de la atención que merece. En España no existe tanta tradición teatral como en otros países y por eso no recibe el apoyo que necesita. Hay que darle más importancia a la cultura, concursos, subvenciones, locales de ensayo, cualquier cosa que por pequeña que sea suponga un respiro para quienes nos dedicamos a esto. No hay más que fijarse en la de palos que hay recibido la cultura, como por ejemplo el 21% de IVA cultural, una decisión que ha resultado catastrófica para el sector. De hecho, el dinero que se recibe en los certámenes y concursos de teatro ha bajado drásticamente y a veces no sale ni siquiera rentable participar en ellos porque gastas más, por ejemplo en desplazamiento o inscripciones, de lo que puedes llegar a ganar.

-¿Qué aporta el teatro?

-En resumidas cuentas, el teatro y la cultura intensifican la vida, la hacen mejor. Nosotros sentimos un placer indescriptible cuando actuamos y notamos que el público está atento, receptivo, participativo. Tenemos gran cantidad de anécdotas relacionadas con problemas técnicos que nos han hecho ponernos nerviosos, pero al final todo sale a pedir de boca.