Aunque la gira de presentación de su nuevo disco "Disimula" le hizo recalar en Zamora hace pocos meses, el pasado 27 de marzo, el cantautor catalán Rafa Pons vuelve mañana a pisar el Ávalon Café para alegría de sus seguidores, que agotaron entonces las entradas para verle.

-El otro día dijo en Facebook que el Ávalon era "una de sus salas favoritas del Universo".

-Además lo dije de verdad de la buena. Uno siempre que va a un sitio da las gracias a todos y se lleva bien con todo el mundo, pero en este caso lo digo de corazón. Lo que me cuidan en Zamora y en el Ávalon convierten los conciertos allí en una de las plazas más fuertes y más cariñosas de la gira. Ahora es cita obligada y de hecho este concierto es algo excepcional. En agosto apenas toco en ciudades o lo hago muy aleatoriamente en aquellas en las que ha salido muy bien durante el curso normal. Aunque en este mes no se suelen hacer muchas actuaciones en el Ávalon, quisimos repetir.

-Cuando empezó a tocar aquí era casi desconocido y ahora cuelga el cartel de "no hay billetes" con unos pocos años de diferencia.

-Lo que pasa ahí es increíble. En otros sitios de Castilla y León el público va creciendo según voy tocando, pero en otros conciertos en Salamanca me ha llegado la gente a decirme "oye, que también iremos al de Zamora, que me han dicho que cuando tocas allí está muy guay", así que se ha corrido la voz de lo que pasa en el Ávalon. (Risas).

-Llega a enseñar el directo de "Disimula", su cuarto trabajo. ¿Qué tiene de especial este disco con respecto a los demás?

-Tardamos bastante en sacarlo debido a una mezcla de vaguería y de diversas circunstancias como un cambio de oficina o con los viajes a sitios como Argentina. Pretendía ser un disco más tranquilo de lo que ha salido. Tenía la sensación de que "Persona, animal o cosa" había sido muy visceral y, como en este caso había tenido más tiempo para reposar las canciones, pensé que sería un disco más de mañanas que de noches y que tendría menos rock and roll. Es más duro de lo que pensaba, pero estoy contento con el resultado.

-Este disco le consolida aún más como cantautor que se aleja de la concepción tradicional del término "cantautor", valga la redundancia.

-Es una lucha histórica. Me siento cómodo con la etiqueta de "cantautor" porque muchos de mis conciertos los defiendo solo con la guitarra y la voz y sé que en los textos está un poco el factor diferencial de lo mío. Lo que hago es pop-rock y siempre intento darle ese toque de humor porque creo que tengo que entretener, que para sufrir ya están la vida y el fútbol. Tienes que luchar con las etiquetas de lo que la gente se supone que espera, pero esa no es del todo nuestra responsabilidad. Estoy contento porque el concepto va colando sin contar con grandes espacios de difusión como las radios, solo con el boca a boca de la gente que va a los conciertos y que cada vez es más.

-Últimamente ha habido una especie de "boom" de cantautores propiciado entre otras cosas gracias a YouTube.

-Sí, y también porque parece que la industria estándar se empieza a hacer eco de nuestro sector. En YouTube está El Niño de la Hipoteca, que lo está haciendo genial, y por otro lado gente como Andrés Suárez o Rozalén están empezando a tener una presencia mediática. Además, cantautores de mi generación como Luis Ramiro o Marwan también se están haciendo conocidos por la literatura y los conciertos...

-También hizo un pequeño proyecto en YouTube llamado "Abierto en canal".

-Sí. Fue una manera de hacer que la gente que sabe que soy un poco desastre viera que el disco iba a salir y para que se tuviera en cuenta que íbamos a lanzar temas por ahí. Hice versiones, temas inéditos... YouTube siempre será un elemento activo de mi proyecto.

-Versiones que van de Mecano a Bruce Springsteen.

-Mis seguidores ya sabían que soy bastante "springsteeniano", pero soy bastante ecléctico y escucho música que a lo mejor no se ve tanto en las influencias. Por ejemplo, soy muy de Kiko Veneno, muy de Extremoduro... y soy verdaderamente fan de Mecano, que no es exactamente mi rollo, pero hay muchas cosas que me molan y es parte de mi banda sonora.

-También será una satisfacción llenar salas sin haber tenido el marketing de una discográfica detrás.

-Es un camino más lento pero es más leal. La gente se siente muy partícipe y es cierto que no puedes negar que te gustaría tener un altavoz más grande para llegar a más público, pero sé que los que me han ido descubriendo así siguen formando parte de mi camino. Es verdad que algunos que eran novios se separan y uno de ellos no vuelve para no encontrarse al otro, otros tienen ya niños, otros se han cambiado de ciudad... Pero al final la gente sigue ahí y cuando haces convocatorias grandes responden.

-Además de la música, hace tiempo sacó un pequeño libro de relatos, "A cuento de nada".

-Fue algo que empecé hace unos años cuando me rompí un pie en un concierto y tenía más tiempo libre. Comencé a escribir estos cuentos sin vocación de nada y de forma diferente a como hago las canciones. Estoy contento con la acogida y creo que ha ido bien porque, aunque no es lo que vendo en las canciones, no dejan de ser historias.

-También es licenciado en Derecho. ¿Por qué cambió leyes por guitarra?

-La realidad es que nunca ejercí, aunque sí acabé la carrera, algo de lo que estoy muy orgulloso porque pocos apostaban por ello, incluidos mis padres. Cuando terminé, empezaba a cantar como algo casi amateur y no me esperaba esto, pero el rollo jurídico me llevaba mucho tiempo y me dio mucha pereza. Entonces me busqué un trabajo que no tuviera mucho que ver con eso y que me dejara tiempo para la música, que empezó a convertirse en algo más que un hobby. De eso hace nueve años y me sigue dando de comer.

-Para acabar, si, como dice en una canción, "en la radio del infierno ponen electrolatino", ¿qué es lo que ponen en el cielo?

-(Risas) Cualquiera de Extremoduro o Kiko Veneno estaría bien, porque los extremos al final se tocan bastante.