La calma que durante todo el año reina tras los muros del convento del Tránsito, en pleno casco histórico de Zamora, se ha visto perturbada durante estos últimos días con la celebración de los festejos de la novena de la conocida como "Virgen Dormida". Ayer domingo, el ajetreo tocaba a su fin con el día grande para las hermanas clarisas y para todos los fieles que veneran la talla, la ceremonia del "beso" de la sandalia, en la que se dieron cita centenares de zamoranos que no quisieron perder la oportunidad de homenajear a la Virgen yacente del templo.

Esta ceremonia tuvo lugar en las dos eucaristías de acción de gracias celebradas ayer en el convento con las que se puso el gran broche final a más de una semana de novenario durante la que las hermanas han recibido en el convento a un gran número de devotos ante la imagen de la Virgen titular del templo. Ambas misas estuvieron abarrotadas por un nutrido grupo de personas, jóvenes y mayores, que formaron una silenciosa fila para inclinarse ante la sandalia de la Virgen del Tránsito y rendirle así un sentido homenaje a una de las imágenes más veneradas por todos los zamoranos en su pequeño rincón de la Rúa de los Francos.

Los niños, muchos de ellos acompañados por sus padres o abuelos, también asistieron a la celebración para besar la sandalia de la Virgen. La del Tránsito es la única imagen que hay en Zamora que representa el momento en el que la Madre espera su ascensión a los cielos tras su muerte. Según cuenta la leyenda, la talla fue realizada de forma milagrosa por unos peregrinos hace algo más de cuatro siglos. En todo este tiempo, la "Virgen Dormida" apenas ha salido de los muros del convento en el que reposa con las hermanas clarisas velando su sueño. Ahora que la novena ha finalizado ya, la tranquilidad vuelve a reinar poco a poco tras los muros de su hogar donde por fin, la imagen regresa al profundo sueño en el que se sume durante el resto del año a esperar a que sus fieles vuelvan a besarla.