"Ya me dijo mi madre: "dedícate a estudiar y no a esto"". Francisco Rivera Ordóñez permaneció consciente en todo momento tras la cogida sufrida en Huesca, tanto es así que antes de entrar a quirófano "nos emocionó a todos cuando dijo "Viva la Virgen del Rocío"".

El cirujano taurino Enrique Crespo Rubio, el médico zamorano que le intervino, describe a un Fran Rivera tan lúcido instantes después de la cogida como para entender la importancia de la cornada, aunque "entró a la enfermería de la plaza en estado de shock traumático". El diestro "se relajó antes de que le durmiéramos y mantuvo una conversación emotiva" con el personal que se encontraba junto al reconocido cirujano de Zamora. Fran Rivera se mostraba igual de lúcido en la mañana de ayer, "hablando" en todo momento, aunque tenía "muchos dolores y estaba decaído, pero bien", añade el facultativo zamorano. Y el resultado de las pruebas a las que fue sometido el lunes indicaban que todo iba bien.

El facultativo zamorano apelaba a la "cautela, aunque no ha habido complicaciones, no hay que lanzar todavía las campanas al vuelo", es pronto, aunque, dentro de la gravedad de las lesiones sufridas, el herido esté estable.

El cirujano describía una cogida que, dentro de la gravedad, "no fue crítica", aunque "fue terrible y le pudo haber matado en el instante". Sin embargo, el lunes en la enfermería no vimos que la situación fuera de riesgo, como he tenido otras. Ha sido complicada". Sí fue una operación "muy compleja", puntualiza el doctor, porque el cuerno del toro "se metió desde la ingle hasta la columna, pero gracias al equipo de profesionales que intervino se le pudo abrir el abdomen de arriba a abajo y revisar todo".

El torero, en las menciones durante los prolegómenos de la operación, en la enfermería de la plaza, no olvidó recordar a su familia y, por supuesto, su esposa, a punto de dar a luz, que ayer se trasladaba hasta Zaragoza, a la clínica Quirón, para permanecer a su lado, al igual que su hermano Cayetano, según supo el cirujano taurino Enrique Crespo Rubio.

En ese centro sanitario, por expreso deseo de sus familiares y tras obtener el permiso del intensivista -el responsable de médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital de Huesca-, será el doctor Carlos Vallarreres, uno de los más prestigiosos médicos de toreros, quien se encargará del tratamiento y de realizar el seguimiento a Francisco Rivera Ordóñez.

El pitón del astado fue de la zona del pubis hacia arriba, entró hacia la ingle derecha, con una trayectoria 25 centímetros, causando importantes daños en la cavidad abdominal, disecando la arteria iliaca en 3 centímetros, afectando a la aorta, y desde el colon a varios músculos de la zona peritoneal, y hasta llegar la vértebra L3.

El médico declaró a este diario que no pudo evitar "recordar lo que le ocurrió a su padre", la fatídica cogida que puso fin a la vida de Paquirri en Pozoblanco (Córdoba) el 26 de septiembre de 1984. Afortunadamente, la de su hijo Francisco Rivera Ordóñez, corneado el lunes de gravedad por el toro Traidor, "no ha corrido peligro", si bien para descartar complicaciones "habrá que esperar cuatro o cinco días", apuntaba Crespo Rubio.