-Este es su cuarto libro autoeditado, una manera de sacar libros a la calle que ahora es muy utilizada. Se le puede considerar casi un pionero.

-Empecé en el 2003 porque al ir a las editoriales, aunque acepten publicar, siempre ponen alguna pega sobre todo en cuanto a la forma. Yo quiero que tengan una presentación, un diseño, que la letra sea de color azul, que en la portada haya ciertos elementos... Y en el sector editorial importa el producto, pero sobre todo que el gasto sea mínimo para rentabilizarlo. Es complicado autoeditarse porque tienes que hacerlo todo, pero cuantos más haces, más fácil es. Ahora estamos en un momento en que se editan muchos libros y es imposible leer todo, los premios sirven para consolidarse pero la literatura muchas veces brilla por su ausencia. Autoeditarse es una manera de darse a conocer, lo mismo que colgar los poemas en una web, pero pese a su complicación es satisfactorio porque te aseguras de que todo sale como tú quieres. Otra cosa es a quién llegue, pero en mi caso eso no es lo importante. Con los otros libros he amortizado lo invertido, lo tomo como una inversión en mi vida, no como un negocio.